ASTILLERO KLASE A

Dos ejemplares de la especie franca austral llegaron hasta el sector interno del muelle y permanecieron más de media hora en el lugar. Es la época en la que estos emblemáticos animales ingresan al golfo San Matías, donde se reproducen.

 

Dos ballenas francas austral navegaron inmutables a pocos metros de la costa y cerquita de los barcos amarrados en el pontón flotante del puerto de San Antonio Este, cuya actividad es nula en estos momentos y el silencio es total.

Lo sorprendente es que ambos ejemplares, dos adultos según la bióloga e investigadora Magdalena Arias, ingresaron a la parte interna del muelle, donde rara vez se aventuran estos animales.

La presencia de los cetáceos fue advertida por Pablo Borrego, miembro de Prefectura Naval, quien los filmó con su celular. “Es la primera vez que las veo tan cerca de la costa”, resaltó el vecino sanantoniense.
Relató que llegaron hasta el muelle, y que estuvieron más de media hora, asomando su descomunal cuerpo y sumergiéndolo una y otra vez.

No pasaron por entre los pilotes de la estructura, sino que dieron la vuelta y retomaron hacia el ingreso a la bahía de San Antonio, donde se encuentra la planta de la empresa Alpat. Luego las perdió de vista, y supone que siguieron hacia mar adentro, pues comenzaba la bajante.

Las ballenas francas ingresan en los meses invernales al golfo San Matías, una de las áreas costeras de la Patagonia argentina donde se reproducen. Hacia fines agosto o principios de septiembre parten hacia las zonas de alimentación ubicadas en la región austral.

¡Mirá el video!

Cortejo y cópula

Las ceremonias de copulación de las ballenas son asombrosas, y en los últimos años se han obtenido testimonios fílmicos gracias a las tomas hechas con drones, pues suelen ocurrir lejos de la costa.

Arias, docente de la Escuela de Ciencias Marinas de la UNC e investigadora del CONICET y del CIMAS (Centro de Investigación Aplicada y Transferencia Tecnológica Almirante Storn) con sede en San Antonio, explicó que habitualmente intervienen uno o más machos que buscan acceder a una hembra.

Debido a que pueden copular varias veces en una misma ceremonia, los machos deben producir abundante esperma, y para ello la naturaleza los dotó con testículos que llegan a pesar una tonelada (50 puede totalizar un adulto).

Lo mismo sucede con su pene. Dado que lo debe introducir en medio de la intromisión de rivales y en la inestabilidad del agua, puede alcanzar los cinco metros de largo. Una vez que lo extienden lo van frotando sobre el cuerpo de la hembra hasta que encuentra la hendidura genital.

También puede intentar el coito usando sus aletas pectorales para girar a la hembra para ubicarla en posición. Pero es un desplazamiento que requiere fuerza y rapidez, ya que puede ocurrir que en el momento menos esperado aparezca otro candidato y la penetre, por lo que deberá repetir el ritual hasta conseguir el objetivo.

Fuente: LM Cipolletti

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