Desdémona.

AVISO CEFIRO VENTILADORES

La Patagonia es una tierra inigualable que cuenta con una biodiversidad única, paisajes infinitos e historias fascinantes. Muchas de estas historias están ligadas al mar.

 

A lo largo de la historia ocurrieron cientos de naufragios en las costas patagónicas. El océano Atlántico sur es conocido por sus fuertes tempestades, así como también por sus valientes marineros y aventureros que navegaron las aguas del “fin del mundo”. Desde el siglo XVI en adelante, fueron aumentando las expediciones hacia el Nuevo Mundo. El Estrecho de Magallanes fue un territorio de alto valor estratégico para la navegación hispana hacia Oriente.

Navegar en aquellas latitudes resultaba toda una odisea en aquellos días, cuando no existía la tecnología con la que cuentan actualmente los barcos. Corrientes traicioneras, icebergs, y muchos islotes ocultos por el agua, presentaban todo un desafío para los marineros de la época.

Durante casi 400 años, el Estrecho de Magallanes fue la ruta principal para los barcos que viajaban entre los océanos Atlántico y Pacífico. A pesar de su estrecho pasaje de 600 kilómetros de largo a través de una red agrupada de islas y fiordos, se pensaba que era una ruta más rápida y segura, en vez de rodear el Cabo de Hornos hacia el sur y entrar en el infame y turbulento Pasaje Drake que lo separa de las Islas Shetland del sur de la Antártida. La finalización del Canal de Panamá en 1914 provocó que el tráfico marítimo a través del Estrecho se redujera significativamente.

El siglo XX no fue la excepción. Y los naufragios continuaron.

La historia del Desdémona

A unos 80 kilómetros al sur de la ciudad de Rio Grande se encuentra un accidente geográfico situado en el Mar Argentino del océano Atlántico, en el sector este de la isla Grande de Tierra del Fuego, el mismo se lo conoce como el Cabo San Pablo. Es un monte remoto y su estructura está compuesta por rocas sedimentarias del Terciario. Posee una altura de unos 100 metros. Es un lugar solitario, donde solamente reinan los fuertes vientos del sur. El cabo ingresa al agua unos 1.200 metros y en una de sus bahías deja ver el buque mercante Desdémona, encallado en 1985.

El Desdémona fue un barco mercante construido en Hamburgo, Alemania. El barco fue erigido por los Astilleros H. C. Stülcken & Sohn, con más de 2.100 toneladas de registro grueso y una velocidad máxima de 11 nudos.

En la década de 1960 se vendió a la compañía “Cormorán Líneas Marítimas”. El nombre del barco, “Desdémona”, tiene un origen griego; significa algo como “infeliz” o “desdichada” en castellano. Desdémona es también el personaje principal de la famosa obra de teatro de William Shakespeare “Otelo”, una trágica historia romántica. El nombre determinaría su destino.

Para la década del 80, el Desdémona era una nave que ya sufría los efectos del paso del tiempo en su estructura, ya no era la airosa y distinguida nave que había dejado los astilleros hacía más de treinta años y presentaba recurrentes problemas de mantenimiento. En julio de 1983 casi se hunde en las costas de la provincia de Buenos Aires, anticipando su destino trágico cuando varó frente a Mar de Ajó. Había recibido el impacto de un rayo que había dañado sus comunicaciones y navegando en una cerrada niebla se aproximó demasiado a la costa golpeando contra un banco de arena. Quedó a cien metros de la orilla, pero logró zafar por sus propios medios, para dirigirse luego a Mar del Plata a efectuar las reparaciones de aquel susto, donde permaneció casi diecisiete días con la carga en su bodega.

En su tiempo de esplendor transportaba diversos cargamentos, prestando servicios habitualmente desde la costa de Campana hasta Tierra del Fuego, pasando por los puertos de Comodoro Rivadavia y Río Gallegos. Si bien cuentan que se consiguió salvar algunas, en su interior aún están parte de las 20.000 bolsas de cemento de aquella última partida, que una vez mojadas permanecen junto a él como momias fosilizadas.

El destino final del Desdémona llegó el 9 de septiembre de 1985, cuando el barco se dirigía desde Comodoro Rivadavia hacia Ushuaia. Su capitán, Germán G. Prillwitz, encalló intencionalmente en el Cabo San Pablo. La finalidad era salvaguardar a su tripulación que era de 20 hombres y evitar que el buque se hunda dejando la posibilidad de un posterior remolque que nunca se concretó.

Dicen que el naufragio se debió a una fuerte sudestada, seguida de una inmediata gran bajante. Por otro lado, algunos lugareños dicen que fue causado intencionalmente por la compañía naviera para cobrar el dinero del seguro. Hay versiones que testifican que la decisión de varar fue para evitar el naufragio.

La embarcación también sufrió posteriormente un incendio y los proyectos que existieron para removerlo de allí quedaron truncos, quedando sus restos abandonados en este solitario rincón de la Patagonia. El barco aún conserva muchas secciones reconocibles, como la cocina, pañoles, las bodegas, baños, entre otros.

Encallado en la playa del Cabo San Pablo y a la espera de curiosos visitantes que llegan hasta el lugar para tomar fotografías, el Desdémona permanece intacto, detenido en el tiempo y soportando las constantes embestidas del mar. Cualquiera haya sido la razón de su naufragio, el imponente barco descansa en soledad, solamente acompañado por el recurrente mar embravecido y los incansables vientos patagónicos.

Fuente: El Fenix

Artículo anteriorSIMPHONY: EL MEGAYATE HOLANDÉS QUE FUE LANZADO HACE AÑOS Y EN LA ACTUALIDAD ES CONSIDERADO UN HITO
Artículo siguienteASTILLERO FRANCÉS PRESENTA UN PROYECTO DE CATAMARÁN PROPULSADO POR HIDRÓGENO