España fue uno de los ocho países participantes y acabó en un más que digno cuarto lugar, en una competición que dominó Gran Bretaña con el mítico Sir Ben Ainslie, cuatro veces campeón olímpico, al mando.
Las condiciones de la bahía de Hamilton han sido muy duras, con vientos de entre 35 y 40 nudos (68 a 78 km/h). Esto hizo que la flota de ocho barcos estrenara velas y ‘foils’ más pequeños que los utilizados habitualmente durante la regatas.
Pese a ello, alcanzaron velocidades de vértigo y los accidentes, principalmente vuelcos, acabaron siendo casi inevitables.
Sin embargo, el más espectacular fue el protagonizado por los catamaranes de Estados Unidos y Japón, que chocaron durante una de las regatas hasta el punto de que el barco nipón se subió literalmente encima del estadounidense, que ya dañado acabó volcando.
Fuente: Marca