Se recibieron de Maestros Mayores de Obra en lo que era la escuela Secundaria Industrial de Paraná en 1977, y tras 40 años decidieron reunirse para cumplir un sueño que se fue gestando entre el grupo de amigos que nunca dejaron de verse: organizar una regata para llegar hasta Rosario con el impulso de la vela de la embarcación y de las ganas.

 

Algunos ya cumplieron los 60 y a otros les falta poco, pero con un entusiasmo adolescente emprendieron la marcha. Salieron ayer del Club Náutico a media mañana, listos para vivir una verdadera aventura, dejándose llevar por la corriente del Paraná hasta lograr recorrer a una velocidad de unos 10 o 12 kilómetros por hora la distancia de 150 kilómetros que los separa de la localidad santafesina, con paradas obligatorias.
Carlos Duarte es el capitán y fue en algún punto el mentor de esta iniciativa. Hace tiempo tiró la idea en una reunión y algunos al principio lo tomaron como una broma, hasta que vieron que la cosa iba en serio y el viaje fue tomando forma. Puso a disposición su embarcación para concretar la travesía, que lleva el nombre “Charle’s Wind” en honor a su padre, y los días previos entre todos terminaron de ultimar los detalles para la partida. Su hija Aixa lo fue a despedir y comentó entre risas: “Seguro se van a divertir”.
Estuvieron las tres semanas anteriores reuniéndose para acomodar todo, pero terminaban saliendo de paseo a la Costanera. Llevan demasiado equipaje, entre comida y bebidas. Tienen como para un mes y si siguen hasta altamar pueden sobrevivir. Además de Duarte, ayer los presentes en el Náutico eran Horacio Malatesta, Marcial Irigoitía, Tito de la Torre, Guillermo Del Moral, Raúl Loza, Sergio Iroldo, Hugo Agosti, Alberto Vallejos, Fernando Pucci, Luis Godoy y Carlos Chirnicinero. En la embarcación salieron ocho, respetando su capacidad.
Hubo otros cuatro que se fueron en auto hasta Puerto Alvear, donde uno de los del grupo tiene una casa quinta, y anoche se sumó una decena más de compañeros de la promoción 77 para sumarse al festejo que se armó en la primera parada, donde compartieron un buen asado e hicieron noche para reponer energías. Hoy por la mañana siguieron su rumbo para llegar a destino mañana, descansar y emprender la remontada, en un regreso que les demandará dos días más. “A veces es difícil juntarse, cada uno tiene su vida, su historia, pero cuando podemos nos reunimos. Somos un grupo de la escuela Secundaria de hace 40 años. Egresamos en 1977 y esta es una forma de festejar esta amistad, que empezó en un tiempo de juventud cuando teníamos todo por delante. Ahora con una vida casi hecha, nos volvemos a encontrar de este modo”, dijo Duarte a UNO, antes de la partida, y agregó: “Esto surgió como un sueño, y nos juntamos para concretarlo y divertirnos”.
“A esta edad uno empieza a valorar las pequeñas cosas de la vida, incluso el hecho de poder caminar. Es necesario bajar los decibeles y darse cuenta de que hay que disfrutar del momento, más que de buscar tener una gran vida”, reflexionó. A su vez, compartió las expectativas del conjunto en torno a esta travesía: “La idea es navegar durante el día y a la noche hacer un campamento con el respectivo asado, y ahí saldrán las anécdotas de aquellos hermosos tiempos, de cuando éramos chicos, compartiendo las vivencias de la Secundaria. Somos gente de 60 años que queremos reeditar lo que éramos cuando íbamos a la escuela, cuando teníamos 15 o 16”.

En este marco, Tito de la Torre acotó: “Uno vuelve a rememorar lo que pasó en aquella época. Por ahí hay cosas que ya no las tenemos muy presentes, y al juntarnos y contar anécdotas de lo que hicimos, de zonceras de aquella edad, seguro volverán a nuestra memoria para divertirnos. Tenemos las mejores expectativas para este viaje; disfrutarlo, pero siendo serios y responsables para que sea un momento agradable de reunión”. Frente a la pregunta sobre qué recordaban de aquella época, todos estallaron en una carcajada y aseguraron: “Es difícil acordarse, fue hace tanto”. No obstante, alguien indicó con nostalgia: “Algunas escapadas, las veces que no íbamos a la escuela para irnos a otro lado”. Duarte expresó que cuando le comentaron a sus familias este anhelo, todos estuvieron de acuerdo y los alentaron: “La familia de cada uno nos apoyó en esto y están todos muy contentos. Después de haber estado junto a nuestros hijos, ellos mismos son lo que nos impulsaron a esto”. Los flamantes amigos refirieron que la de ellos fue la última promoción de la escuela que funcionaba en calle Corrientes, al lado de la exfábrica de fósforos que en algún momento se convertirá en shopping. “Fuimos la última camada que se recibió en esa escuela, a la que después trasladaron a avenida Ramírez, donde funciona actualmente. Hace 40 años que terminamos y terminó con nosotros esa escuelita”, sostuvo por su parte Malatesta.

Por último, Duarte destacó que en los tiempos de su adolescencia se reunían, todos conocieron a los padres de todos, iban a alguna casa después de la escuela o los fines de semana. “Nuestra forma de relacionarnos no era por WhatsApp ni mensaje de texto, sino cara a cara. Y eso le recomendamos a los jóvenes de hoy: que se identifiquen con ese vínculo, que es mucho mejor tener un amigo con quien hablar de frente que hablar con un teléfono. Lo que compartís con un amigo dura toda la vida”, concluyó el capitán del barco que avanza con viento en popa, visiblemente emocionado.

Fuente: Uno Entre Ríos

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