Catamarán Ruso

Después de permanecer casi 5 meses en el varadero del Club San Fernando, zarpó hoy la particular embarcación para lo que será la etapa más dura de la travesía, la navegación por los mares del sur y el cruce del temible Cabo de Hornos

El trimarán ruso y sus dos tripulantes Evgeny Kovalevskiy, director de la expedición, y el capitán Stanislav Berezkin, con dos marineros invitados (Sebastian Lut y Norberto Luna) quienes los acompañan durante la primera pierna hasta Mar del Plata, partieron hoy antes del mediodía por el Río Luján en búsqueda del Río de la Plata, para luego navegar si por el Océano Atlantico y poner proa hacia la ciudad Feliz en lo que será la primera pierna de esta nueva etapa, la más dura, de la aventura que va a durar en total dos años.

“Russian Ocean Way”, el barco de 12 metros de eslora y sus dos tripulantes rusos, permanecieron durante casi 5 meses en las instalaciones del Club San Fernando, donde recibieron asistencia, hospedaje y la colaboración de gran parte de la comunidad náutica Argentina que se acercó para colaborar ya sea con los arreglos y modificaciones del trimarán, como así también con asistencia humanitaria a sus tripulantes.

La expedición había partido 1 de julio del año pasado de San Petersburgo y la travesía, que durará dos años, les llevará a surcar las aguas de 40 países. Según explicaron, el objetivo, además de emular las rutas de los primeros navegantes rusos, es abrir vías de encuentro y de cooperación con otros países en los ámbitos de la educación, la ciencia, el medio ambiente o el turismo.

Así lo expusieron Evgeny Kovalevskiy, director de la expedición, y el capitán Stanislav Berezkin, junto a los demás representantes, en una amena charla de camaradería, café de por medio, en una fría mañana de junio cuando los visitamos en el varadero del Club San Fernando, donde pudieron reparar y hacer modificaciones al trimarán con pontones inflables, el cual realmente estaba muy deteriorado por la travesía que los había traído hasta Argentina.

Las provisiones a bordo del trimaran

“Nuestra expedición significa hacer amigos y paz”, remarcó Evgeny Kovalevskiy, que intenta hablar un castellano, mezclado con el inglés y ruso. Para Stanislav Berezkin «lo más importante es conocer a gente interesante. Sin esto el viaje no estaría completo». El marinero indicó la importancia de la expedición como proyecto de divulgativo, para enseñar que «todos formamos parte de la naturaleza».

Berezkin detalló que el trimarán de 12 metros, construido especialmente para este viaje, es único en el mundo. Entre sus pecularidades, se puede desmontar y transportar. También ha indicado que su intención es establecer tres récords mundiales: el de viajar en barco de estas características tanto por el mundo como por Sudamérica y el de mayor longitud del viaje.

El barco cuenta con un cockpit con carpa desmontable, una cocina con gas, un molino eólico para generar la energía de los pocos instrumentos de navegación y sistemas de comunicación. Es bastante rudimentario y carece de confort. En popa un timón con caña y está equipado con un motor fuera de borda Yamaha de 15 HP.

El Trimarán Ruso en el varadero del Club San Fernando

Además, el capitán recalcó que la “Prioridad de la misión es la fraternidad internacional” y que el viaje no recibe apoyo gubernamental alguno.

La expedición se prolongará dos años y les hará recorrer 60.000 kilómetros, según relataron los propios viajeros. Esta etapa que se puso en marcha hoy será la más exigente, ya que una vez dejado atrás San Fernando, el catamarán tendrá que navegar en el Atlántico Sur. Hará una parada en Mar del Plata para evaluar como se compartan todos los arreglos y modificaciones en San Fernando y luego sí, intentar cruzar el temible Cabo de Hornos. Luego vendrá el Océano Pacifico con la intención de surcar Oceanía y luego introducirse en Asía. 

Miembros del Museo Náutico Argentino junto a la tripulación del Trimarán Ruso

Colaboración

La Guerra desatada entre Rusia y Ucrania el pasado marzo afectó parte de los planes financieros de “Russian Ocean Way”. Según los protagonistas de la expedición cuentan con el dinero necesario, pero tienen las tarjetas de crédito bloqueadas por los sistemas financieros rusos debido al conflicto. Esto generó que parte de la comunidad náutica Argentina esté ayudando a los viajeros. Tal es el caso del Museo Náutico Argentino, encabezado por Juan Zamora  en este caso, que gracias a sus contactos y gestiones están convocando a personas y empresas que colaboran con la causa. Carlos Marciales y su hijo, Jorge Dichiara, entre otros que colaboraron.

Párrafo aparte para el Club San Fernando. Que sumado a la “amarra de cortesía” que habitualmente se ofrece para estos barcos y navegantes de largas travesías, pusieron a disposición un espacio en el varadero para los trabajos de reparación del barco, como así también, están alojaron sin cargo a los navegantes en los dormis que posee el club. El comodoro Luis Martinez Castro fue el encargado de todas estas gestiones, junto a Sebastián Iut, quien estuvo al “pie del cañón ” y fue el que generó el vinculo entre los navegantes y la entidad náutica.

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