El capitán Francesco Schettino fue condenado a 16 años de prisión en primera instancia en febrero de 2015 por el homicidio involuntario, naufragio y abandono del barco.
La noche del 13 de enero de 2012 el buque Costa Concordia, en la que viajaban 4.229 personas, chocó contra unas rocas y se hundió frente a la costa de la isla toscana del Giglio.
El capitán Francesco Schettino tardó más de una hora en lanzar la señal de alarma y la evacuación fue un completo caos.
Muchos de los pasajeros se lanzaron al mar intentando alcanzar la costa, ya que la embarcación, que costó 450 millones de dólares, no contaba con los botes salvavidas suficientes.
No obstante, el capitán logró subirse a uno de los botes salvavidas, dejando a los pasajeros y tripulación a la deriva. Más tarde diría que se había caído sobre el bote debido a la inclinación del barco, pero su ropa seca al llegar a tierra y las imágenes registradas por los bomberos, no dejaban lugar a dudas.
En total, 32 personas murieron, entre pasajeros y tripulación, 64 personas resultaron heridas (tres de ellas de gravedad); una pareja de recién casados de Corea del Sur más un tripulante italiano tuvieron que ser rescatados de debajo de la cubierta.
El capitán, Francesco Schettino, y el primer oficial, Ciro Ambrosio, fueron arrestados bajo sospecha de homicidio involuntario después de navegar mucho más cerca de la orilla de lo permitido.
Schettino fue posteriormente liberado el 5 de julio, y finalmente condenado, en primera instancia, en febrero de 2015 por el homicidio involuntario, naufragio y abandono del barco a 16 años de prisión por el Tribunal Supremo de Italia.
El 17 de septiembre de 2013, a las 04:00 de la madrugada, después de 22 horas de trabajo, el Costa Concordia, con más de 17 pisos y 14.500 toneladas, recuperó su línea de flotación al ser apoyado sobre un fondo artificial construido a 30 metros de profundidad.
Los otros cinco acusados, Ciro Ambrosio, segundo oficial en el puente de mandos; Silvia Coronica, también oficial; Jacob Rusli Bin, timonel; Marrico Gianpedroni, director del hotel; y Roberto Ferrarini, coordinador de la unidad de crisis de Costa Concordia, pactaron con la fiscalía penas que van desde un año y ocho meses hasta dos años de prisión.
El buque naufragado era uno de los barcos cruceros más grandes de la flota de Costa Cruceros, una de las principales navieras europeas.
En su interior albergaba cinco restaurantes, trece bares, cuatro piscinas y hasta un simulador de Fórmula 1. En 2014 fue reflotado y transportado hasta el puerto de Génova donde fue desguazado. La operación costó 600 millones de euros.
Fuente: Filo News