Las náuticas rosarinas enfrentan el dilema de tener mucha demanda pero poco que vender. En un contexto marcado por la pandemia y la incertidumbre sobre si seguirán las restricciones para viajar durante la temporada de verano, muchos miran el río como una buena salida de recreación, al tiempo que buscan capitalizar la brecha del dólar para comprar una embarcación. No obstante, las restricciones para importar insumos complica a las empresas del sector, que dependen en gran medida de los motores traídos del exterior.
“Si los importadores tuvieran acceso a los dólares necesarios para traer los productos, estaríamos vendiendo y este sería uno de nuestros mejores años”, explicó, contundente, Bárbara Gotman, de Náutica Fuera de Borda. Con esas palabras, la empresaria graficó el cuello de botella de la industria, que recibe una gran cantidad de consultas por parte de clientes que buscan invertir, sin stocks ni horizontes de reposición.
“Se ha movido mucho en las últimas semanas pero está difícil, no por los clientes sino por los problemas que acumulan los proveedores”, coincidió Federico Perelló, de Nautica Turisendo. Y agregó que “en Argentina se fabrican los cascos pero nada de motorización, dependemos 100% de las importaciones, que hoy están restringidas y nos complica”.
Además de la restricción externa, el hecho de que muchos astilleros -que en su mayoría están en Buenos Aires- hayan estado parados por la cuarentena, sumó demoras en la producción y hoy- según Gotman- tienen comprometidas entregas hasta fin de año.
Por su parte, el broker náutico Darío Sacco, pintó un panorama similar: “Después de tanto encierro, hace un mes y medio tuvimos una ola de consultas y ventas. La temporada alta es antes del verano, pero este año arrancó de forma anticipada. Hay gente que dejó el río y ahora quiere volver; y mucho tienen que ver las pocas perspectivas de poder viajar en el corto plazo”.
¿Una oportunidad?
Si bien el pulso de la previa a la temporada de este año está marcado por la incertidumbre y la búsqueda de opciones para el esparcimiento durante el verano; otro factor potente que impulsa la demanda es la brecha del tipo de cambio. Tal como sucede en la industria automotriz, que a pesar del bajón económico busca seducir a aquellos que tienen dólares billete; las embarcaciones también aparecen como una opción de inversión potable.
En este sentido, los tres empresarios coincidieron que es un buen momento para ingresar al mercado, haciendo valer el dinero ahorrado; no obstante, ante tantas complicaciones de los importadores para acceder a las divisas, la ventana se fue achicando. “Nosotros seguimos teniendo proveedores que venden a la cotización oficial, pero no hay un horizonte muy claro respecto a los plazos y los costos de reposición”, subrayó Gotman. Mientras que Sacco comentó que “las restricciones hicieron que ya sea difícil conseguir algo a dolar oficial. Por lo que cada náutica lo maneja como puede o como quiere”.
Fuente: On 24