El flamante ganador del premio al mejor velero del año, el European Yacht of The Year 2023 (EYOTY) en la categoría Luxury Cruiser es el más pequeño de la gama Oyster, pero es evidente que ha heredado las características de barco oceánico de sus hermanos mayores. El astillero se actualiza tecnológicamente, pero con el Oyster 495 mantiene vivo su carácter, esencia y la indiscutible calidad de construcción.
Oyster construye barcos desde 1973 y no es del tipo de astillero prolífico en modelos. En el año de su cincuentenario ofrece seis diseños de entre 50 y 90 pies de eslora, todos capaces de llevar con seguridad y confort por extensas singladuras a quienes lo escojan. De hecho, las embarcaciones creadas en Oyster suman alrededor de 90 vueltas al mundo.
Es muy posible que esto sea solo el comienzo de la nueva era del astillero, que desde 2018 pertenece a Richard Hadida, un entusiasta de la marca y amigo personal del arquitecto naval Rob Humphreys, quien trabaja para Oyster desde hace más de 25 años.
Hadida cambió el negocio del software por el astillero he inició una profunda remodelación y actualización de todo el sistema de trabajo con una gran inversión. Desde 2020 Richard Matthews, fundador de Oyster, aceptó la invitación del astillero para formar parte del consejo de administración, con la que la magia original se mantiene íntegra.
El 495 no solo es el emblema de los casi cincuenta años del astillero, también es el primer barco que ha cumplido todo el proceso, desde el tablero de diseño a la botadura, desde que Hadida es propietario y CEO.
Sin complejos
Este barco de bañera central es mucho más que un 49 pies, cuenta con un volumen interior y un diseño de cubierta mucho más espacioso, soluciones inteligentes y la calidad de construcción sólida y lujosa que identifica la marca.
Las opciones de personalización son muy elevadas, a tal extremo que, desde el punto de vista estético, el barco que hemos tenido oportunidad de probar en Port Ginesta durante las jornadas de navegación del EYOTY, brilló desde su esencia, desde algo mucho más profundo de lo que los ojos pueden ver. Lo que nuestros ojos vieron en la elección y combinación de colores del casco, y el interior no resultó del todo agradable… “para gustos, colores”. Tras practicar un ejercicio cuasi meditativo de ver formas y no colores, descubrimos unos volúmenes y formas muy bien pensados, muy funcionales y cómodos.
El aspecto exterior en su vista lateral repite las tres ventanas verticales del casco, marca de la casa, clave de iluminación y elegancia de la cabina de popa, mientras que la caseta se estiliza con una ventana en forma de ojo. La posición del mástil está bastante adelantada por lo que la bañera central y la caseta desciende en ángulo suave hacia proa, con tres ventanas de cristal tintado; dos de ellas practicables, una magnífica solución para una intensa ventilación interior.
La popa es un espacio despejado, con sendos bancos en el extremo del balcón, una configuración natural para este estilo de cubierta solo interrumpida por la abertura por donde se dirige bajo cubierta la escota de mayor.
Las líneas del revestimiento de teca de la cubierta nos llevan desde popa, por pasillos claros y despejados, tanto hacia los pasillos laterales, que permiten recorrer toda la eslora sin interrupción, como el camino central que lleva a la protección de la bañera, situada en un nivel de suelo inferior al de la timonería, y al cobijo de la caseta y la capota antirrociones.
La proa es un espacio totalmente despejado y la sensación la acentúan las escotillas enrasadas, la posición de los cadenotes dirigidos directamente a la banda y la cubierta plana y en un mismo nivel de proa a popa que invita a caminar sin calzado.
En el interior encontraremos dos espacios clave que definen las características que un barco oceánico debe tener, comodidad y calidades marineras. Ambas características se reflejan en el camarote principal, en popa, donde nada hace pensar que estamos en un 50 pies, y la cocina donde no falta nada y todo se dispone como para cocinar en cualquier condición.
Lujo marinero
Bajar las escaleras para acceder al interior del 495 es como sumergirse: fuera queda lo inhóspito del mar, dentro domina el confort.
Evidentemente lo primero que vemos es el salón con sus sillones en L; el de estribor puede convertirse en cama doble al bajar la mesa y completar el área con cojines ad-hoc. Al sentarse quedan a la altura de los ojos las ventanas de casco.
En el lado de babor hacia popa y un escalón más abajo se desarrolla la cocina con un formato de U alargada, por lo que el espacio de encimera es abundante, el pasillo es contenido y evita “atarse” a la cocina si hubiera mucha escora amurados a babor. Bajo la encimera hay espacio para todo, hasta para un lavavajillas.
Hacia popa por estribor la mesa de navegación no es testimonial, como podríamos ver en barcos de la misma eslora. Es una mesa pensada, al igual que el resto del barco, para largas travesías. Le sigue el pasillo por donde se accede a la cabina principal, donde también encontraremos el acceso a la cámara de motores. Todo en proximidad del camarote principal, que ocupa todo el ancho de la popa y aprovecha toda la altura del francobordo. La característica principal es la luz natural cenital, con dos escotillas, y lateral, con las tres ventanas de casco verticales.
A proa del mástil, el espacio reservado para las visitas incluye una cabina con dos literas individuales superpuestas y un camarote doble que ocupa gran parte de la proa. Aquí también destaca la luz de las ventanas de casco y de las dos escotillas que, además, ofrece salida directa a cubierta.
Navegación equilibrada
Equilibrada en varios sentidos, particularmente en el sentido de la estabilidad de rumbo, una característica fundamental para un barco oceánico, pero también equilibrada en la concepción del aparejo, la facilidad de trimado que, en conjunto, permiten que el barco bien trimado no genere esfuerzos, ni a quien esté al timón, ni al piloto automático.
Prácticamente es posible soltar el timón y que el barco mantenga el rumbo. Humphreys Yacht Design ha mantenido una relación con el astillero de casi tres décadas, se conocen bien y conocen muy bien su público. El 495 resulta ser otro buen resultado de este binomio que se mantiene en la nueva era del astillero y posiblemente dure muchos años más.
En las pruebas de mar en Port Ginesta, el 495 fue el primer barco de nuestra nutrida lista que navegamos con un amable SO de 20 nudos estables y ola bien formada. En principio dimos las gracias a que nos hubiese tocado este barco en estas condiciones, no solo por no ponernos el traje de agua, también por la experiencia de navegar en él en estas circunstancias.
Uno de los aspectos clave de la navegación de este barco es la practicidad de maniobra y la capacidad de poder llevarlo con pocas manos. Los principales reglajes se concentran muy próximos a ambas ruedas de timón por lo que, prácticamente, no es necesario salir de la protección de la bañera para realizar modificaciones en el trimado. Los winches de escota de mayor y génova se encuentran muy próximos al asiento del timón, la reacción a cualquier cambio puede ser inmediata.
También es muy práctica la parte de maniobra en la que se utiliza la hidráulica y con solo apretar un botón es posible controlar la tensión del backstay y la contra.
Durante la prueba de mar la intensidad del viento, de aproximadamente 20 nudos y la altura de la ola que ya estaba bien formada plantearon un escenario difícil pero interesante para dar muestra de su resistencia.
En principio, con esta intensidad de viento fue suficiente con aplanar las velas, pero no fue necesario tomar rizos. En ceñida se comportó perfectamente hasta los 40° con una velocidad estable de ocho nudos que al arribar hasta los 100° subió a nueve y puntas de 10 nudos. Más tarde, al bajar la intensidad de viento hasta los 11 nudos pudimos navegar con Código 0 y, con un ángulo de 72° , logramos una velocidad de 7,7 nudos.
La sensación al timón es de estabilidad y su origen es la configuración de timones gemelos que aún con el barco escorado permiten mantener el control.
Unos registros muy buenos considerando que este barco de 16 metros de eslora total, incluyendo el consistente botalón, desplaza 21 toneladas, el triple que un barco de regatas de la misma eslora.
Fuente: Náutica y Yates