Tras el naufragio sufrido en aguas del Pacífico a mediados de marzo cuando tuvieron que abandonar el barco

“La preparación del catamarán está completa. El barco se ensambla, los cilindros se inflan y se conectan a la estructura. Paneles solares colgados y fijos. Se instaló la batería, se conectó la electricidad de los paneles. Se instalaron los dispositivos de navegación. Se compraron 100 kg de alimentos, 500 litros de agua, 300 litros de gasolina”, así detallaron Evgeny Kovalevskiy, director de la expedición, y el capitán Stanislav Berezkin, los preparativos finales antes de la partida para dar inicio a la segunda parte de la vuelta al mundo en un trimarán inflable. La expedición sufrió la perdida del trimarán hace poco más de un mes, cuando en navegación en el Pacifico con destino a la isla de Pascua sufrieron varios percances que los obligó a abandonar el barco y ser rescatados por un buque de carga.

En una entrevista radial, Evgeny Kovalevskiycapitán de la expedición agradeció a Lynn Tuki, líder cultural y portadora de las tradiciones marineras de la Polinesia, quien con un grupo de aficionados fueron los pilares para la construcción del nuevo trimarán que intentará completar la vuelta al mundo.

“La isla sabe de la expedición rusa en el barco inflable. Armamos nuestro catamarán justo debajo de una canoa polinesia construida de madera sin clavos al estilo polinesio antiguo. Esta canoa es de Lynn Tuki Rapo y todo su grupo de gente marinera. Para muchos habitantes de la isla, la llegada de nuestra expedición a la isla y el paso por la Polinesia es parte de la historia. Somos tratados con respeto, conocemos nuevos amigos y todos ellos nos traen comida, frutas, agua”, sentenció Evgeny Kovalevskiy.

Trimarán Russian Ocean Wave

La tripulación Rusa que daba la vuelta al mundo en el trimarán inflable,  había solicitado el 15 de marzo a un buque cercano que los reciba a bordo por lo que abandonaron el Trimarán en las aguas del Océano Pacifico y no pudieron continuar con el derrotero pautado hacia la Isla de Pascua.

Los rescató el buque de carga de bandera “Panameña” que se dirigía en sentido contrario con destino al “Estrecho de Magallanes”, por lo que tuvo que dejar a la tripulación en el Puerto de Punta Arenas, en el sur de Chile.

La pérdida del timón y los pontones que se desinflaban, obligó a “Russian Ocean Way” a suspender el intento de la vuelta al mundo. Navegaban en el Pacífico a unas 1000 millas náuticas de la Isla de Pascua.

Gracias a la colaboración del algunas autoridades chilenas y los contactos ya establecidos en la Isla de Pascua, la tripulación integrada por los dos aventureros pudieron viajar en avión a la isla en medio del Pacífico y de esa manera llegar a reconstruir un nuevo trimarán.

La expedición había partido 1 de julio del año pasado de San Petersburgo y la travesía, que durararía dos años, los llevaría a surcar las aguas de 40 países. Según explicaron, el objetivo, además de emular las rutas de los primeros navegantes rusos, es abrir vías de encuentro y de cooperación con otros países en los ámbitos de la educación, la ciencia, el medio ambiente o el turismo.

Así lo expusieron Evgeny Kovalevskiy, director de la expedición, y el capitán Stanislav Berezkin, junto a los demás representantes, en una amena charla de camaradería, café de por medio, en una fría mañana de junio cuando los visitamos en el varadero del Club San Fernando, donde pudieron reparar y hacer modificaciones al trimarán con pontones inflables, el cual realmente estaba muy deteriorado por la travesía que los había traído hasta Argentina.

“Nuestra expedición significa hacer amigos y paz”, remarcó Evgeny Kovalevskiy, que intenta hablar un castellano, mezclado con el inglés y ruso. Para Stanislav Berezkin «lo más importante es conocer a gente interesante. Sin esto el viaje no estaría completo». El marinero indicó la importancia de la expedición como proyecto de divulgativo, para enseñar que «todos formamos parte de la naturaleza».

Berezkin detalló que el trimarán de 12 metros, construido especialmente para este viaje, es único en el mundo. Entre sus pecularidades, se puede desmontar y transportar. También ha indicado que su intención es establecer tres récords mundiales: el de viajar en barco de estas características tanto por el mundo como por Sudamérica y el de mayor longitud del viaje.

El barco cuenta con un cockpit con carpa desmontable, una cocina con gas, un molino eólico para generar la energía de los pocos instrumentos de navegación y sistemas de comunicación. Es bastante rudimentario y carece de confort. En popa un timón con caña y está equipado con un motor fuera de borda Yamaha de 15 HP.

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