Una nueva investigación demuestra que las cuerdas sintéticas liberan una “cantidad sustancial” de partículas de plástico en el mar durante cada uso, contribuyendo significativamente a este tipo de contaminación.

 

Se estima que entre 1,15 y 2,41 millones de toneladas de plástico pasan a los océanos cada año desde los ríos. Más de la mitad de este plástico es menos denso que el agua, lo que significa que no se hundirá una vez que se encuentre con el mar.

Los microplásticos oceánicos son pequeñas partículas o fibras de plástico que permanecen suspendidas en el agua, donde son consumidas por los peces. A su vez, cuando esos peces son capturados para luego ser consumidos por seres humanos o por otros animales, los microplásticos pasan a sus cuerpos, lo que puede causar problemas de salud a todos ellos.

Un problema desconcertante

Estas diminutas partículas de plástico representan un problema cada vez mayor al acumularse más y más basura desintegrada que se ve transportada por el agua y convirtiéndose en una de las principales fuentes de contaminación oceánica.

Conocemos, gracias a la cantidad de estudios que ya hay disponibles al respecto, que muchos microplásticos provienen del uso masivo de nuestra cómoda y moderna sociedad con envases de plástico, que se descomponen en pequeñas motas que se traga el mar. Sin embargo, una fuente de contaminación no considerada hasta ahora es la cuerda sintética utilizada por muchos barcos marítimos, incluidos los barcos de pesca.

Anteriormente, las cuerdas y redes utilizadas en la industria marítima se producían utilizando recursos naturales, pero el aumento a gran escala de la producción de plástico desde la década de 1950 ha dado como resultado un reemplazo de lo plástico con respecto a los materiales naturales. Más barato y más perdurable. ¿Las cuerdas de polímero utilizadas para transportar redes de pesca también son culpables de contaminación? Este fue el punto de partida de la nueva investigación.

El estudio, realizado por la Unidad de Investigación de Basura Marina Internacional de la Universidad de PlymouthInglaterra, es el primero en explorar el potencial de la cuerda para convertirse en una fuente de contaminación microplástica en el medio marino.

Los investigadores compararon una gran variedad de cuerdas sintéticas comúnmente utilizadas en la industria marítima, pero que difieren en edad, superficie de desgaste y material, para evaluar la cantidad y las características de los microplásticos producidos mientras estaban en uso; algo que se experimentó tanto en laboratorio como en experimentos de campo, con la tradicional actividad de arrastre de cuerdas que se realiza habitualmente a bordo de embarcaciones marítimas como un barco de pesca.

Los resultados mostraron que los cabos nuevos y de un año de antigüedad como máximo, pueden llegar a liberar alrededor de 20 fragmentos de microplásticos en el océano por cada metro arrastrado. Pero esto no acaba aquí. Los cabos más antiguos, representaron un problema increíblemente mayor pues, a medida que la cuerda envejece, libera al agua muchos más microplásticos: alrededor de 720 microplásticos por metro arrastrado, en cuerdas de apenas dos años. Con las de 10 años de antigüedad esta cifra ascendía a más de 760 fragmentos de plástico por metro (y recordemos que la cuerda típica que se despliega en las labores de pesca suele tener un alcance de hasta 220 metros, según la profundidad del océano y el tipo de embarcación).

Teniendo en cuenta estas cifras, unos 50 metros de cuerda nueva liberarían entre 700 y 2.000 fragmentos de plástico cada vez que se lanza y arrastra. En cuerdas más viejas, el número podría ascender a 40.000 trocitos de plástico.

“Estas estimaciones se calcularon después de transportar un peso de 2,5 kg”, comenta Imogen Napper, líder del trabajo que publica la revista Science of The Total Environment“Sin embargo, la mayoría de las actividades marítimas transportarían cargas mucho más pesadas, creando más fricción y expulsando potencialmente más fragmentos. Destaca la urgente necesidad de normas sobre mantenimiento, reemplazo y reciclaje de cables en la industria marítima. Sin embargo, también muestra la importancia de la innovación continua en diseño de cuerda sintética con el objetivo específico de reducir las emisiones de microplásticos”, aclara el investigador.

La Universidad de Plymouth ha sido la primera en destacar el problema global de los microplásticos marinos y consiguió ganar el Premio Aniversario de la Reina de Educación Superior y Avanzada en 2019. Además, cuenta con un proyecto en curso para desarrollar artes de pesca biodegradables que puedan ser utilizadas tanto por embarcaciones pequeñas como grandes en toda la industria pesquera.

Fuente: El Confidencial

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