El buque K’LAI, que cuenta con tres tripulantes, permanece al sureste de la costa puntaesteña y se aguarda una mejoría de las condiciones meteorológicas para proceder con la maniobra
Un velero proveniente de Sudáfrica con tres tripulantes sufrió daños que lo dejaron a la deriva a 200 millas náuticas, unos 400 km, al sureste de Punta del Este.
Según informó la Armada Nacional, el pasado jueves 18 de abril, a las 15:00 horas, el Centro Coordinador de Búsqueda y Rescate en el Mar (MRCC) recibió un informe del Centro Coordinador de Mar del Plata, en Argentina, sobre la situación del velero K’LAI, entonces a 400 millas náuticas del territorio nacional.
Este, al atravesar condiciones de mar gruesa, sufrió el desarbolado de un mástil, que en un principio se creyó que había sido de los dos. La propulsión disponible es mediante un motor interno de la embarcación, con una autonomía limitada a 200 millas náuticas, que utilizó para alcanzar la ubicación en la que se encuentra en este momento. Sin embargo, el hecho de que tenga al menos un mástil, “permite cierta maniobra” para propulsarse por medio del viento, aunque “no es lo ideal”, indicaron desde la Armada.
Ante esta situación, el MRCC, activó rápidamente el despliegue del ROU04 General Artigas, que permanece cercano al buque, custodiándolo.
Los tripulantes a bordo cuentan con alimentación para subsistir, informó la dependencia del Ministerio de Defensa. En general, el K’LAI se encuentra en buenas condiciones, aunque la rotura del mástil hace que las comunicaciones sean muy reducidas.
Cómo se planea asistir al velero sudafricano
La Armada le dará el combustible necesario para que puedan propulsarse hasta el puerto de Punta del Este.
Todavía aguardan mejores condiciones meteorológicas en la zona para realizar la maniobra, puesto que enfrentan rachas de viento de 45 nudos, unos 90 km/h.
De igual manera, serían escoltados por el ROU04 hasta entrada la bahía, para ser auxiliados en caso de sufrir algún accidente.
Se calcula que la maniobra no finalizaría antes del lunes 22.
Fuente: El País
