Barco La Corina, Arroyo Saladillo - Rosario

Era de Manuel Arijón y se utilizó para transportar la arena desde la isla con la que se comenzaron a levantar las primeras casas en barrio Saladillo.

 

El retorno de valores normales de la altura del río Paraná está tapando uno de los emblemas del barrio Saladillo, que había quedado completamente al descubierto con la bajante y que habita las aguas de la desembocadura del arroyo homónimo en el río: el barco La Corina. La nave, que fuera propiedad de Manuel Arijón en las últimas décadas del siglo XIX, es uno de los objetos más significativos de la zona ya que el propio Arijón lo usó para transportar arena desde la isla y comenzar así la construcción de uno de los barrios más tradicionales de Rosario. A su vez, la existencia de este barco manifiesta la necesidad de poner en valor el pasado de Rosario como ciudad portuaria.

El barco fue de un personaje que es sinónimo de Saladillo: Manuel Arijón, quien ambicionó poner a la zona como referencia en temporada de altas temperaturas y competía con Pueblo Alberdi para convertir a Saladillo en el lugar de veraneo y recreación en Rosario. Pero, además, supo construir distintos emprendimientos que ayudaron a levantar uno de los barrios más tradicionales de la ciudad. Parte de eso fue el barco La Corina.

“Hay artefactos que hablan”, dice el historiador Miguel De Marco (h) sobre La Corina. En su consideración, manifiesta que esta pieza histórica “describe una época, una etapa en la que Rosario crecía vertiginosamente en todos los órdenes: económicos, sociales, culturales, demográficos; en la década del 80 del siglo XIX”.

Ese crecimiento trajo consigo la necesidad de reunir los materiales necesarios. Ahí es cuando La Corina toma relevancia, ya que fue adquirida por Manuel Arijón para traer arena desde la isla, un material indispensable por entonces, y hacerse cargo de potenciar los primeros desarrollos inmobiliarios del barrio donde la ciudad comenzó.

Al respecto, De Marco cuenta: “Manuel Arijón fue un empresario que apostó al desarrollo inmobiliario del sur rosarino como lugar recreativo y, al comprar «los campos del Saladillo», vio su potencial. No solo como para un barrio residencial de verano, sino como lo que era desde el siglo XVIII: un punto clave para el comercio”.

Fuente: La Capital de Rosario

Así se ve el barco cuando el río está bajo, por ejemplo en la histórica bajante del 2020.
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