Los buques de carga extreman las medidas de seguridad en los puertos del Paraná debido a la histórica bajante del río.

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Por la bajante del río, Prefectura emitió este viernes una resolución que hasta obliga a contratar remolcadores a los barcos que tengan mucha carga.

La extraordinaria bajante del río Paraná en toda su cuenca acarrea un impacto económico que aún no se puede cuantificar, además del sensible daño ambiental. Por cuestiones de seguridad y para facilitar la navegabilidad de grandes buques comerciales que atracan en los puertos del gran Rosario, Prefectura flexibilizó, con límites, las condiciones de carga para que aquellos excedidos en el peso puedan atravesar los pasos críticos que registran menor profundidad, aunque ante posibles varamientos deberán contratar un servicio de remolque.

Anualmente, entre 2.800 y 3 mil barcos cargueros de variado porte navegan esta zona del río para atracar en los puertos cerealeros. La actividad por el momento no se resintió, pero la extraordinaria bajante impacta en la seguridad, la logística y la economía del sector agroexportador.

Para atenuar riesgos, Prefectura emitió una resolución este viernes para contemplar flexibilizaciones para buques despachados o en navegación que se encuentren pasados de calado.

Se estableció que a los buques pasados de su peso entre 1 y 3 centímetros se les permitirá franquear los pasos críticos con la anuencia del capitán y el consentimiento del práctico. Y aquellos que se excedan entre 4 y 10 centímetros, además, deberán requerir asistencia con remolcadores para evitar eventuales varaduras.

“El protocolo tiende a solucionar problemas que se presentan por imprevistos, como varaduras o paros”, dice el comunicado en clara referencia a las medidas de fuerza de gremios vinculados a la actividad, como ocurrió en mayo.

En realidad la preocupación es por la bajante, que impacta en la seguridad, con probables encallamientos que se puedan registrar a lo largo del curso de agua. Ayer el Puerto Rosario presentaba 13 centímetros de altura, y tiende a pronunciarse según el Instituto Nacional del Agua.

Por ahora, el dragado del canal está entre 28 y 30 pies (casi diez metros) lo cual permite la navegación de grandes buques comerciales por la hidrovía del Paraná, pero con precaución.

Por su parte, los prácticos, contratados por las agencias marítimas para guiar los barcos y asistir a los capitanes en este tramo del Paraná, reciben información constante desde Prefectura para aminorar los riesgos en los pasos críticos, que van variando de acuerdo a la altura del río.

Máximos recaudos

Desde la Asociación de Prácticos del Río Paraná, Claudio Landa advirtió que “se toman más recaudos que nunca. El bajo caudal del río y la escasa corriente hacen que la sedimentación se produzca súbitamente en cualquier lado, creando bancos de arena donde no se esperaban”, explicó el profesional.

Esta situación, según Landa, “se puede dar en proximidades del canal, a uno y otro lado, donde el barco acusa esa falta de agua, con roces o toques y disminuye la velocidad. El barco puede salir sin control para cualquier lado y se hace difícil gobernarlo. Eso facilita que haya más varaduras. Además no hay mucha profundidad, y el buque trabaja con un una profundidad de 60 centímetros debajo del casco”.

Para el experto, esas circunstancia generan varaduras. “Pero se trata de evitarlas y mitigarlas. Los buques cargan en puerto lo máximo posible y van especulando con el resto que queda de calado. Eso no depende de nosotros, pero se zarpa del muelle sabiendo el calando máximo que puede tener el barco durante la travesía. Y eso es determinante”.

Según Landa, “nunca son esperables estas bajantes extraordinarias”. Por eso la información que brinda Prefectura sobre los puntos críticos es fundamental, aunque las posiciones sean cambiantes de acuerdo a la dinámica del río.

Desde la presidencia del Ente Administrador Puerto Rosario (Enapro) también monitorean la crítica situación. “Los márgenes se achicaron con la bajante tan pronunciada. Los buques tienen un límite de carga y no se pueden exceder por cuestiones de seguridad. Otros cargan menos, y en algunos casos deben trasladarse a otros puertos para completar la capacidad. Además de perder el valor, aumenta el costo de los fletes”, describió Guillermo Miguel, titular del ente.

Igualmente aclaró que por ahora se mantiene “un buen dragado que permite seguir utilizando la ruta de la hidrovía. Estamos en 28 a 30 pies, lo que hasta ayer significaba 9,70 metros en el canal”, indicó el funcionario.

Fuente: La Capital Rosario

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