Velero AC75 Copa América

Hace ocho años, el equipo Emirates Team New Zealand dejó atónito al mundo cuando su enorme catamarán de 22 metros apareció en el golfo de Hauraki (Nueva Zelanda), avanzando a toda velocidad sin que sus cascos tocaran el agua. Los kiwis habían conseguido que su embarcación volara o, mejor dicho,, ‘foileara’; sustentada únicamente por unos pequeños apéndices de fibra de carbono. Así cambió el rumbo de la Copa América y de la náutica. Hoy varias clases de barcos de regata e incluso de recreo han adaptado esos ‘alerones’ con los que dejar de flotar. Y el desarrollo de esta nueva forma de navegar está siendo increíble. Porque, cuando las imágenes de los catamaranes de la Copa América de 2012 y 2017 todavía parecen salidas de una película de ciencia ficción, llega la hora de los monocascos AC75.

Nota en Esloras TV

Las embarcaciones que pugnarán por el trofeo deportivo más antiguo del mundo en aguas de Auckland (Nueva Zelanda) a partir del próximo mes de enero presumen de una ingeniería y técnicas de navegación nunca antes vistas.

Según se sabe, tendrán una eslora 20,72 metros, un manga de 5 metros y el desplazamiento de 6,5 toneladas

Está concebido para volar y por eso es diferente a lo visto hasta ahora: en lugar de quilla, uno de los elementos vitales en un monocasco, para mantenerse en pie emplea dos enormes brazos con foils que se van moviendo mediante un sistema hidráulico.

Aunque hay algunos componentes de serie, iguales para todos, -mástil, aparejo y los brazos y su sistema hidráulico-, los diseñadores de cada equipo han tenido muchas áreas en las que investigar y experimentar.

El nuevo AC75 del América MAgic entrenando en aguas de Auckland.

Los cascos de los primeros AC75, son el mejor reflejo de las diferentes soluciones a las que han llegado los equipos. Así, mientras los barcos del Ineos inglés y del American Magic estadounidense presentan una obra viva más rectangular, con una tripa más plana, en el Luna Rossa optaron por un diseño aparentemente más radical con un una línea prominente en la columna vertebral del barco. El defensor del trofeo, el Team New Zealand, parece haber buscado un término medio para su primera unidad. No obstante, habrá que esperar a la segunda generación de los AC75 para conocer las apuestas definitivas de los equipos.

Otro aspecto innovador de la clase es la vela mayor de doble cara, una configuración que junto al mástil forman un ala que genera la potencia necesaria para hacer volar el AC75. Sin embargo, seguramente lo que marque la diferencia entre la victoria y la derrota en la próxima Copa América serán otras piezas.

Team New Zealands, el braco vuela literalmente sobre el océano.

Al final de los brazos del barco se encuentran las armas secretas de los equipos: los foils. Aparte de las reglas básicas que rigen las dimensiones y el peso, estos elementos son un territorio abierto para los diseñadores. Estas ‘aletas’ son muy similares a los flaps del ala de un avión. Presentan secciones que, según su posición, ayudan a despegar, a controlar el vuelo y mantener la estabilidad de la embarcación. El equipo que mejor sepa cómo deben comportarse los foils en los AC75, estará más cerca del éxito.

El sistema de los brazos con foils es una tecnología completamente nueva. Una invención hidráulica que se acciona mediante baterías y que suministra energía para subir y bajar los robustos y pesados apéndices de los costados. A medida que el barco comienza la maniobra de virada, el sistema se activa, colocando un foil en el agua y levantando el otro, que en ese momento se convierte en lastre.

Con la segunda generación de la clase a la vuelta de la esquina se espera un nuevo salto cualitativo en los AC75. ¿Serán una evolución o una nueva revolución? En la Copa América, donde el talento y el dinero nunca son un problema, nunca se sabe.

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