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“Fue algo mágico. Estuvieron dos horas yendo y viniendo, estaban curiosas, juguetonas”, dijo Analía a Río Negro. Se acercaron a ella el martes, justo en su cumpleaños, en su segunda vez experiencia sobre una tabla de Stan Up Paddle. 

 

El martes Analía Giorgetti cumplía 44 años. Dejó a los chicos en la escuela y se fue a disfrutar del mar con su amiga Luciana como tantas otras veces en Puerto Madryn, la ciudad de Chubut que convive seis meses con las ballenas. El domingo, con las playas del golfo repletas de gente, se había animado a subirse a una tabla de Stan Up Paddle (SUP) por primera vez y remó parada en el Atlántico. Dos días más tarde repitió la experiencia. Aún no puede creer lo que sucedió después. Y que entre miles de reacciones en las redes tras la viralización de las fotos y el video de Maxi Jonas, provocaría el asombro de Manu Ginóbili: “¡Maravilloso!”, comentó.

“Llegamos a las 9.30 y era un día hermoso, sin nada de viento. El mar cristalino como pocas veces. Windguru le acertó en todo. Nos metimos en las tablas con Luciana. Enseguida vimos que venían hacia nosotras dos ballenas, las teníamos ahí nomás, como si ellas nos avistaran a nosotras. Estábamos a unos 200 metros de la costa”, comienza el relato Analía.

“Pasaban por abajo, iba y volvían. Estaban curiosas, como que querían jugar. Levantamos el remo y nos quedamos quietas. Fue un momento difícil de describir, inexplicable. Miedo no sentí nunca, pero sí un respeto enorme. Y fue tan lindo sentir la curiosidad de ellas… Incluso cuando rozó la tabla lo hizo con un cuidado majestuoso. Si me quería volar, salía por el aire, pero fue impresionante el control sobre su cuerpo”, continúa.

“Por algunos comentarios que leí, me gustaría aclarar que fueron ellas las que nos buscaron. En Madryn vivimos seis meses con las ballenas en el golfo y mucha gente hace deportes náuticos, es casi inevitable que haya estos encuentros. Pero no las buscamos, vinieron ellas, fue algo fortuito. Nosotras siempre vamos un rato con el mate a tener contacto con la naturaleza, a despejarnos, a charlar, es parte de nuestra hermosa rutina”, agregó.

“De hecho el domingo, en mi primera vez sobre una tabla de SUP, había muchísima gente y muchas ballenas, es algo frecuente acá. Ayer, martes, la diferencia fue el día, la claridad del agua y que estaba el drone de genio de Maxi Jonas…”, “¿Hasta cuándo nos quedamos con ellas? Hasta las 11.30, teníamos que ir a buscar a los chicos al colegio…”, comenta.

“A la noche entraron a llegar los mensajes cuando Maxi publicó las fotos y el video. Cuando vi las imágenes, tomé conciencia de lo maravilloso que había sido”, dice al despedirse.

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“Creo que hoy hice el mejor video con drone de ballenas de mi vida”. Eso dijo Maxi Jonas ese martes al publicar las imágenes, una toma aérea de 54 segundos en la que se ve cómo las ballenas juegan con la tabla de SUP en la que remaba Analía.

“Era una mañana increíble, sin viento, con muchos animales”, relató Jonas, fotógrafo de Télam que desde hace años se dedica también a registrar imágenes de naturaleza y es un conocedor del comportamiento de las ballenas.

Jonas contó que en los años que lleva haciendo fotos de la fauna local nunca vio situaciones de peligro para las personas, destacó el“comportamiento amigable de las ballenas” y afirmó que una ley de la provincia de Chubut prohíbe el contacto con los animales.

“Pero en este caso fue la ballena la que se acercó al kayak para jugar como si fuera una mascota”, dijo.

“La gente no se acerca a las ballenas sino que las ballenas se acercan a curiosear, aunque nunca me imaginé que fuera a tocar la tabla de esta mujer que después se contactó conmigo por las redes sociales”. “Justo era su cumpleaños y era la segunda vez que se subía a una tabla”, relató el fotógrafo.

 

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