Vista aérea de la playa de Puerto Pirata en pleno verano.

Este fin de semana volvieron a la actividad una decena de sitios que estaban cerrados desde fines de agosto por decisión de Entre Ríos.

 

El municipio de Victoria autorizó este fin de semana la apertura de los paradores en la isla La Invernada, frente a la costa rosarina pero del lado entrerriano. A partir del sábado a la mañana volvieron a la actividad la decena de emprendimientos allí ubicados, que estaban con sus puertas cerradas desde fines de agosto por decisión del Ejecutivo de la vecina localidad. Pero la razón para detener el movimiento de personas no era la pandemia, si no las quemas por los constantes focos de incendio en ese territorio.

Los rosarinos volvieron ayer a ocupar los paradores de la zona, principalmente en sus propias embarcaciones, en especial kayaks. En Isla Verde, uno de los más emblemáticos, ayer había 500 personas. Es una cantidad importante dado el contexto Covid, pero un día fuerte de verano el número ha llegado a 6 mil. El lugar es amplio, unas 5 o 6 hectáreas, y hay mucho espacio al aire libre que permite tomar distancia, por lo que las medidas de cuidado se respetaron. Los protectores plásticos en los mostradores aportaban otra novedad a la postal que marca la omnipresencia del virus.

Imagen de archivo.

“Sábado y domingo explotó. Hubo bastante gente, y dentro de todo se están respetando los cuidados: hay uso de barbijo, los grupos están separados, no hay amontonamiento. Creo que vamos tomando conciencia”, dijo Germán Segurado, titular del parador que se instaló allí hace más de 30 años.

El hombre recordó que durante los primeros tres meses de pandemia estaba prohibida la navegación y no hubo visitantes, que comenzaron a llegar muy tímidamente a partir de junio. Los pocos que lo hacían se quedaban un rato en la playa y se iban. Ni siquiera intentaban hacer fuego en el parrillero. Pero el panorama cambió en esta reapertura, y ayer mucha gente cruzó la heladera portátil con carne para el asado, en medio de un clima que acompañó espectacularmente.

Problemas para llegar

Todo indica que la temporada se anticipa como fuerte para los lugares de esparcimiento regionales, en medio de fuertes restricciones a los viajes e incertidumbre sobre la posibilidad de su realización. Pero si bien Segurado confía en que la isla será un lugar que permitirá un disfrute seguro del verano, uno de los principales problemas es el del traslado de los clientes. Las embarcaciones tienen hoy por protocolo una limitación del 50 por ciento de la capacidad, pero además la bajante del río dejó inoperable el muelle de Costa Alta del que salían las lanchas de pasajeros, por lo que solo están trabajando los pequeños botes taxi que salen desde avenida Costanera y Ricardo Nuñez.

Los taxis náuticos tienen normalmente una capacidad de 12 personas, que reducida a la mitad da un máximo de 6 por embarcación. Cada vez que llegan a ese límite, emprenden viaje. Está claro que tendrán que hacer más viajes y que quizás haya esperas en los muelles, lo que también es peligroso por las aglomeraciones. Hoy el precio del boleto ida y vuelta es de 250 pesos, y permite incluso pernoctar en la isla y volver al otro día.

Esta situación, para el dueño de Isla Verde, no permitirá que concurra la misma cantidad de gente de otros años. “Podrían venir muchas más personas si pudieran trabajar las lanchas. Hay que arreglar el muelle de Costa Alta, que está en seco, sacar los dos metros de barro que hay por la bajante para poder arrimar las embarcaciones para que puedan cruzar. Pero Rosario nunca estuvo interesada en que la gente venga a la isla”, sindicó Segurado, quien dijo que incluso pidieron autorización para hacer un muelle pagado por los paradores, pero les fue negado.

El propietario de Isla Verde se quejó por la discriminación que hacen las autoridades santafesinas entre los paradores que están frente a La Fluvial, en el banquito de San Andrés, y los ubicados frente a Granadero Baigorria. “El secretario de Turismo de la provincia dijo que se le podía dar una ayuda y facilidades a las islas que son de Santa Fe, y lo que está frente a La Florida no, porque no hay ningún control. Pero a nosotros Victoria sí nos controla”, dijo.

Por último, pidió tener en cuenta las restricciones que sufren para hacer los cruces, en vistas de mejorar la experiencia de los pasajeros e interesados en cruzar. “Queremos que disfrute, esto se hizo para que la gente que se bañaba en el barro en Rosario tenga agua y arena más limpias a un precio accesible. Esto perjudica a la gente de más abajo”, explicó.

Kitesurfistas limpiaron la playa

Cansados de ver el lugar con mucha suciedad, un grupo de kitesurfistas se autoconvocó mediante su grupo de WhatsApp para ir a limpiar la zona asignada para la práctica en la playa de La Ramba Catalunya. La jornada solidaria se llevó a cabo el sábado por la mañana, en la que unas 30 personas realizaron un trabajo de limpieza entre tres horas junto al apoyo de un cuatriciclo municipal que ayudó a retirar la basura. Es que con la bajante del río, todo el lecho quedó al descubierto y aparecieron piedras, vidrios y botellas rotas que son peligrosas para los deportistas. Por eso rastrillaron todo el sector, que quedó impecable.

Fuente: La Capital Rosario

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