Defensa suspende el concurso de 1,8 millones de euros ante la polémica alimentada por los nacionalistas vascos
El Ministerio de Defensa ha paralizado la compra del nuevo barco de regatas de la Armada que debía sustituir al velero con el que cada verano compite el Rey de España. Una adquisición para la que se había abierto un procedimiento de gasto de 1,5 millones de euros más IVA. En total, 1,8 millones para el nuevo ‘Aifos’, el barco de competición de la Armada que una vez al año emplea el Rey Felipe VI.
Defensa decidió el pasado viernes suspender el proceso de licitación que se había abierto oficialmente el 12 de agosto. En la documentación pública que frena ese proceso de compra se alega escuetamente que se suspende el plazo de presentación de ofertas “por cuestiones técnicas”, sin mayor explicación de los motivos y sin establecer un plazo para reiniciar el proceso.
La paralización se produjo el mismo día en que trascendió que el grupo parlamentario del PNV registró una interpelación ante el Congreso cuestionando el gasto y pidiendo explicaciones al Gobierno sobre la inversión, que tiene su origen en una reclamación reiterada de la Armada en el marco de la renovación de su flota de veleros, considerada necesaria en el seno de la sección marina de las Fuerzas Armadas.
La memoria justificativa de la adquisición del nuevo ‘Aifos’ (así se llama el actual barco propiedad del Estado con el que regatea el Rey, un modelo TP 52 de 15,84 metros de eslora) argumenta los motivos por los que se considera necesaria la “reposición” del velero.
Ese documento, elaborado antes del verano y que responde a una reivindicación que lleva años en ciernes, no alude en ningún momento a la figura del monarca. No en vano, el Rey únicamente hace uso del barco en la regata estival que cada año se celebra en la bahía de Palma, coincidiendo con su estancia en el palacio de Marivent. El ‘Aifos’ compite en otras regatas con una tripulación de cadetes de la Armada, como ocurre por ejemplo en la Copa de la Reina de Valencia.
EL EXPEDIENTE
La memoria de justificación del gasto recuerda que la Vela y la competición en regatas internacionales forma parte de la formación marinera de los alumnos de la Escuela Naval y de su “adiestramiento de alto nivel”.
La participación del ‘Aifos’ en competiciones náuticas, explica el informe que inició el proceso de compra, se integra en esa estrategia formativa, que, alega, “repercute muy favorablemente en el prestigio” de la Armada y “genera lazos con la comunidad marítima”.
El barco, indica en ese misma línea, “es un exponente de la vela deportiva de crucero de la Armada y [goza] de gran prestigio en la comunidad marítima y en el deporte de la vela en el ámbito nacional e internacional”.
En ese informe para explicar la conveniencia de la inversión, la Armada argumentaba que el Aifos, el velero más conocido de su flota de barcos de regatas, fue construido en 2004, hace ya casi dos décadas, y sólo ha podido mantener un nivel de competición “aceptable” gracias a sucesivas modificaciones.
“POR SEGURIDAD”
El motivo oficialmente expuesto por Defensa para pedir su renovación había sido doble. Por un lado, se esgrimía que existe una motivación económica, ya que para mantener el barco actual “al nivel requerido” hay que hacer un esfuerzo “muy oneroso” cada año. Se considera que la compra de un modelo nuevo, moderno y ya adaptado a la competición de élite aminoraría notablemente ese alto mantenimiento tras el desembolso inicial.
De hecho, el ‘Aifos’ actual es un barco que Felipe VI patronea desde hace años, con la excepción de dos veranos en los que lo hizo a bordo de un barco modelo Swan, uno de los astilleros más famosos en la vela de competición, y que la Armada tuvo en préstamo hasta que finalmente decidió devolverlo sin ejercer la opción de compra. Aquel barco estaba valorado en un millón de euros, una suma que finalmente decidió no invertirse.
En segundo lugar, antes de esta inesperada suspensión, el Ministerio de Defensa consideraba necesario el gasto para renovar el ‘Aifos’ por motivos de “seguridad”, ya que el nivel de esfuerzo al que es sometido el casco y la estructura del barco al competir puede resultar “altamente peligroso”.
La Armada lleva años sin renovar su flota y la memoria indica que resulta necesaria la compra de un nuevo velero que permita competir en la élite, donde los modelos de otros regatistas se han ido modernizando. La intención pasaba por estrenar el nuevo barco el año que viene.
LA POLITIZACIÓN
Tras los informes de justificación del gasto, el pasado 14 de agosto se publicó la aprobación de la licitación para adquirir un velero de regatas ORC50, contemplando un presupuesto máximo de 1.815.000 euros.
Desde entonces, y atendiendo a los acontecimientos del expediente público, la única novedad ha sido la polémica política levantada tras la batería de preguntas presentada al Gobierno el pasado viernes por el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, en las que solicitaba saber si “los barcos de regatas que utiliza el Rey en competiciones privadas son propiedad del Estado” y denunciaba el uso de “dinero público” para “costear una actividad privada del Jefe del Estado”.
La justificación de la Armada deja claro que el barco forma parte del Estado español como barco insignia en distintas regatas durante todo el año, algo que hacen habitualmente otras marinas y armadas internacionales. Sin ir más lejos, la Marina italiana participó el pasado fin de semana con uno de sus barcos en la famosa regata de Barcos de Época de Mahón.
El ‘Aifos’ actual tiene base en la Estación Naval de Porto Pi, en Palma de Mallorca, y fue botado en 2005 con motivo de la creación del circuito Med Cup de la clase Transpac 52.
La noticia sobre la paralización del proceso, avanzada por el medio especializado en información marina ‘Gaceta Náutica’, ha generado una reacción de indignación entre los navegantes formados en la Armada y en los círculos de navegación de la isla en la que veranea el Rey, según recoge este propio medio.
De momento, ni el Ministerio de Defensa que dirige la socialista Margarita Robles ni la Armada han dado más explicaciones a este periódico acerca de esos “motivos técnicos” que, según se desprende del expediente de compra del nuevo ‘Aifos’, han llevado a la paralización del gasto, abortando la recepción de ofertas justo el mismo día en que el PNV elevó el asunto a la arena política y cuestionó la licitación.
Fuente: El Mundo