Las creaciones del diseñador italiano Pierpaolo Lazzarini sorprenden a los amantes de la navegación y los proyectos vanguardistas.
Entre las pocas certezas que el mar ofrece a quien quiera desafiarlo está la que recuerda que es mejor no subirse a un barco con un agujero en el casco. Sin embargo, en el mundo del diseño vanguardista hay quienes se dedican precisamente a desafiar las certezas. Este es el caso del italiano Pierpaolo Lazzarini, un romano de 39 años, conocido por sus proyectos futuristas, que abarcan automóviles, dispositivos tecnológicos, arquitectura, naves espaciales y, por supuesto, superyates.
Lazzarini Design Studio es sinónimo de conceptos disruptivos, que casi siempre permanecen confinados al mundo dorado e hiperbólico del renderizado. Una especie de Leonardo Da Vinci del diseño contemporáneo por la variedad de propuestas difíciles de concretar en un futuro próximo.
Innovación sin límites
El objetivo del diseñador es mostrar lo que se podría lograr si nos libramos de todas las restricciones y tabúes.
Desde sus inicios en 2010, la actividad de Lazzarini tiene como objetivo la innovación. Su atención se dirige al mundo de las startups y a desarrollar proyectos impactantes a través de sus muchas habilidades, que van desde el modelado y texturizado 3D a los procesos de ingeniería.El objetivo del diseñador es mostrar lo que se podría lograr si nos libráramos de todas las restricciones y tabúes, como por ejemplo meterse en el mar con un agujero en el casco.
La última creación de Lazzarini, de hecho, es The Shape, la forma, un superyate con un hueco en el medio, llamado por el diseñador “the hole deck”, la cubierta del agujero. El impresionante vacío coloca a los pasajeros justo encima de la superficie del agua y por debajo de un lucernario diseñado para inundar de luz natural el espacio. Sin duda un lugar privilegiado para admirar amaneceres y atardeceres.
En arquitectura, en los últimos años se ha generalizado el uso de grandes espacios huecos ubicados en el medio de estructuras imponentes. Ya sea por consideraciones de feng-shui o para fines más prácticos, todo apunta a que hayan llegado para quedarse, ya que aportan ligereza y diálogo entre las estructuras y el entorno. Sin embargo, este estratagema tal vez esté menos justificado en el diseño naval. Después de todo, los yates tienen que soportar tormentas en alta mar, ser eficientes y rápidos.
Si se llegara a construir, The Shape tendría una longitud de 69 metros, un calado de 3,9 y una anchura de nueve. Contaría con tres cubiertas ocultas dentro de su carcasa: la primera albergaría seis suites para 12 personas, la segunda las salas de estar con un gran jacuzzi y la última sería el centro de navegación y control. En popa se ubicaría una zona para tomar el sol y una plataforma para saltos. También habría un helipuerto y un garaje para vehículos y juguetes acuáticos.
Accesible a través de una puerta en la proa, en las intenciones de los diseñadores el ‘agujero’ sería personalizable y equipado con escalones para ayudar a los pasajeros a sumergirse en el mar. También destaca una piscina infinita con fondo de cristal en la cubierta superior. Esto permitiría a los nadadores observar a los que están debajo en el agujero y viceversa.
Funcionalmente, es difícil justificar un espacio de este tipo en el medio de cualquier barco: las olas pueden arrastrar a una persona por la borda y complicar la navegación. Estéticamente, sin embargo, es magnífico. Aunque es evidente que el hueco quita bastante espacio habitable y la posibilidad de incluir otros lujos como salas de cine o gimnasios. El verdadero y único entretenimiento sería el contacto directo con el mar y los vientos.
Lazzarini Design no ha revelado muchos detalles del proyecto, empezando por el coste, pero tampoco su velocidad y autonomía. Sin embargo, sabemos que The Shape ha sido diseñado para funcionar completamente con energía limpia, gracias a un sistema de propulsión de hidrógeno y con un gran panel solar en el techo para recargar todos los sistemas de a bordo.
Por lo demás, el diseño del navío es bastante minimalista, futurista y realmente elegante, gracias también a una librea plateada. “The Shape se distingue del resto por evitar un diseño innecesariamente elaborado y, en cambio, tener una silueta sorprendente”, explica el diseñador. Líneas increíblemente limpias que, precisamente, se limitan a dibujar una ‘forma’, la más neutra posible.
El diseñador italiano no frecuenta lo ordinario. Suyo es también el diseño del megayate de 135 metros llamado Avanguardia. El proyecto se dio a conocer el año pasado. Está inspirado en Mazinger Z, un manga japonés de los años setenta, y cuenta con una torre de control extensible que se asemeja a la cabeza de un cisne, que también es el logo del estudio.
El cabezal puede separarse completamente del yate y usarse por separado como un barco de 16 metros. Además, durante la navegación, la cabina de la torre de control se puede bajar hasta incrustarse en el centro del yate, asemejándose así a la pose de un cisne en reposo.
El proyecto del Avanguardia cuenta con cinco cubiertas y está diseñado para transportar un total de 60 pasajeros. El yate vendría equipado con dos Capsule Jet, cinco embarcaciones auxiliares y dos helicópteros almacenados en dos hangares. La propulsión procedería de dos motores laterales totalmente eléctricos y un motor central Rolls-Royce Jet MTU para una velocidad máxima de 18 nudos.
Lazzarini estima que para construir este yate haría falta una inversión de unos 500 millones de dólares. No es imposible, de hecho hay yates de lujo que cuestan mucho más que esto, pero en este caso el principal obstáculo es la ingeniería. Por ejemplo, el cuello de cisne es en realidad un vagón grúa de tres articulaciones, accionado por bombas electrohidráulicas, cuyas dimensiones parecen excesivas en la actualidad.
Fuente: La Vanguardia