Juan Curuchet
Juan Curuchet

El ciclista más prolífico del país relata los pasajes de su vida que lo forjaron como hombre y como deportista. Nacido en una familia muy humilde y con una realidad adversa, nada le resultó un obstáculo para lograr su sueño de representar al país en lo más alto y convertirse en un triunfador, icono de lucha y perseverancia aún en su madurez.

Campeonatos mundiales, americanos y argentinos, copas del mundo, Juegos Panamericanos y Olímpicos, todas las grandes competencias las tiene en su haber ganadas, y con la coronación más alta a la que puede llegar un deportista. Una medalla olímpica a los 43 años, con la que cerró exitosamente toda una carrera marcada por el esfuerzo y la superación constante.

Unas 28 temporadas arriba de la bicicleta hicieron falta para demostrarle al mundo que los sueños nunca se abandonan y aún en las adversidades se pueden lograr.

Juan Esteban Curuchet hoy integra la lista de los pocos argentinos que tienen una medalla dorada en su casa fruto de décadas de preparación deportiva y espiritual que comenzó cuando era un niño que jugaba a la pelota en las calles de Mar del Plata con su hermano.

La pasión por la bicicleta estuvo siempre en la familia Curuchet, su padre corrió durante 20 años y allí se conoció con su madre. Juntos tuvieron una bicicletería de barrio que hasta hoy sigue funcionando. Gabriel, el hermano menor, fue el primero que empezó a competir y quizá el gran inspirador para que Juan se subiera a la bicicleta y nunca la abandonara. “Este deporte me dio todo, incluso a mi mujer que la conocí en las carreras. Somos una gran familia de ciclistas, entre todos pasamos los 50 años de actividad, yo corrí 28 años y hoy mi hijo ya lleva 5”, relata y deja bien en claro la herencia que lleva en su sangre.

Como se hace un campeón

La infancia del deportista marcó definitivamente su personalidad y lo dotó de carácter para no rendirse ante las dificultades económicas que lo acompañaron casi toda su vida. Su pequeña casa, con piso de tierra y techo de chapa, fue el universo donde entre juegos y duras realidades vivió feliz junto a su compañero de vida, Gabriel, quién le cumplió su primer sueño y lo acompañó desde sus inicios en la pista y durante toda la etapa profesional.

“Los primero que deseé en la vida no tiene nada que ver con el deporte, mi sueño era ducharme. En casa no teníamos un lugar donde bañarnos y usábamos una palangana con agua, pero en lo de una tía a pocas cuadras había una ducha con calefón eléctrico que anhelábamos. Entonces mi hermano me dijo q me iba a cumplir ese sueño. A una lata de duraznos grande le hizo agujeros con un clavo. En el baño, puso una tabla con la lata, calentó agua y me la tiraba por esa ducha casera”, recuerda en una de las tantas anécdotas que lo unen a su hermano, fiel compañero de carreras durante 20 años.

El debut de Curuchet fue a los 15 años en una competencia que ganó en Olavarría con una bicicleta que se armó (desarmando la de su padre). En ese momento comenzaría un romance con el ciclismo que lo llevaría a recorrer el mundo en busca de oportunidades para vivir del deporte.

Su evolución fue increíble, en solo cuatro años ya tenía la camiseta de la selección Argentina puesta para representar al país en un Juego Olímpico (Los Ángeles 1984) luego de ganar varios Panamericanos, campeonatos juveniles y carreras locales.

“Me encontré en un Juego Olímpico con esta personalidad ya formada. Y ahí me dije que tenía la posibilidad de ganar una medalla. Lo que no sabía es que iba a tener que esperar 24 años”, advierte, mientras analiza todo el camino recorrido para llegar al punto más alto de su carrera deportiva.

  • ¿Cuándo comienzan los sueños relacionados con el deporte?
  • El primer sueño en lo deportivo era ponerme la camiseta de la selección. El 5 de junio del ‘82 fui a representar al país en los Campeonatos Panamericanos en Colombia. Cuando llegamos el técnico todavía no me había dado la camiseta y yo lo veía pasar delante mío con el bolso de las camisetas pero no me la daba. Luego de la charla técnica nos entregó el equipo, me fui a la habitación y en el baño me puse todo. Ahí mirándome frente al espejo sentí que cumplía mi primer sueño. Cuando corrí por ultima vez, tuve esa misma sensación de orgullo al representar a Argentina.
  • ¿Cómo te preparabas para los grandes desafíos?
  • Cuando fui a Los Ángeles yo veía a otros compañeros que temblaban antes de empezar. Yo también tenia mis nervios, pero pensaba que llevaba la camiseta de mi país. Acá esta la Argentina pensaba, tengo dos piernas, dos brazos y un cuerpo. Yo se que otros estaban más equipados pero acá arriba me tienen que ganar y en eso estamos igualados. En aquellos momentos ya tenía esta visión de cómo uno encaraba la vida.
  • ¿Eran tan diferentes tus condiciones al competir aún profesionalmente?
  • Si, en Medellín la primera vez y durante el año ’83 en Europa, mi primera bici era un desastre, tenía al menos 13 pinchaduras. Y quizá tenía otros compañeros de familias adineradas con las mejores bicicletas pero yo les ganaba. Lo bueno del deporte es que produce esa igualdad.
  • ¿Crees que hay una relación directa entre los orígenes humildes y los logros obtenidos, como sucedió con otros grandes (Monzón, Martínez, Maradona, incluso Fangio…)
  • A veces los que mas triunfan son los de menos recursos, mira lo que sucede en los potreros con los jugadores de fútbol, ahí adentro son todos iguales. Esos chicos tienen hambre, por eso llegan. Yo mismo tengo una historia muy especial donde los valores son lo más importante, me llevaron de mis orígenes humildes a ser un gran campeón. Recuerdo el sacrificio de mis viejos, que cenaban mate cocido con pan para que nosotros pudiéramos comer el bife con tomate, porque éramos los deportistas y teníamos que alimentarnos bien. Esa base te fortalece y te hace duro en la vida. A diario siento el orgullo de lo que mis padres y mi hermano han formado.
  • ¿Tu vida sacrificada es una circunstancia que hubieras cambiado?
  • Me gusta contar mi historia para que otros vean que igualmente, pese a todo, lo puede lograr. Yo disfrute de mi vida pero no como una problemática, porque para mi no lo fue, esa realidad era solo una circunstancia.

Es bueno hacer un repaso de la vida para fortalecerse. Y eso no te tiene que quitar, al contrario, te tiene que reforzar. Esa niñez que tuve me ayudo a valorar todo. Siempre pienso, mira donde estoy y mira donde estaba.

  • ¿Qué valores formó en tu personalidad la vida que tuviste y el deporte?

–    Cuando estábamos en Europa teníamos necesidades, las sorteamos y eso nos enseño. Son los mismos valores que te da el deporte. Te enseña reglas, códigos y disciplina, que son fundamentales para la vida, para que uno se desarrolle. Y aunque hay muchos que no llegan, igualmente esas personas se quedaron con algo bueno para su vida. Esto es una pirámide, en la cima esta el que representa al país, pero todos los de la base igualmente se llevan algo.

Para llegar a esto también hay que tener cimientos y esos me los dieron mis padres que me acompañaban y luego mi esposa.

     –     ¿Cómo se planifica la carrera de un ciclista?

–     El secreto es perseguir un objetivo y mientras, se va trazando un camino. A veces en este Juego Olímpico no se da, pero va a ser en otro. En el medio además pasan cosas. Yo por ejemplo entre uno y otro gané 33 medallas internacionales, fui dos veces campeón mundial y 9 veces bronce. El mensaje es que siempre hay que focalizar el objetivo máximo y eso te hace lograr todos los otros que te motivan.

Nunca me quise bajar, ni en los últimos años que me decían “viejo” retirate. Pero tengo la satisfacción de que puse un techo alto, hoy en el ciclismo a nadie se le dice viejo, aún a los 43 podes ganar una medalla olímpica.

–    ¿Cuales son tus nuevas motivaciones y objetivos después del retiro?

Mi motivación es trabajar para los que vienen, para que no pasen lo mismo que uno. Poder alisarles un camino y darles la posibilidad de tener los recursos en tiempo y forma para representar al país. Algo digno, una beca para que el deportista se pueda sustentar, una obra social para estar sano y en condiciones. Todo lo que se necesita para un periodo olímpico que es de 4 años. Eso lo logramos a través del ENARD con una ley que hoy otorga varios millones de pesos para el deporte.

Para mi lo mas fácil hubiera sido aceptar un contrato que tenia de España con una suma millonaria para quedarme allá. Pero yo quiero a mi país, quiero luchar acá porque amo Argentina a pesar de todas las dificultades que pasamos.

Ahora quiero trasladar todos esos valores que aprendí no solo al deporte, sino a la cultura y a la educación (actualmente es Director Provincial de Deportes y Turismo y candidato a Senador Provincial).

  • ¿Cómo esta hoy el ciclismo argentino?
  • En el ciclismo de alto rendimiento estamos muy bien, pero hay pensar en las bases, hace falta ensancharlas mas. Para que nos de mas calidad para llegar a los JJOO. Con la tecnología y la informática se nos abrió el mundo, podemos ver como se entrenan los mejores y podemos comprar los últimos materiales. Son caros, pero están. La medalla sirvió mucho pero hay que seguir trabajando. Pero los deportistas de alto rendimiento ya no se quejan como en otras épocas, porque hoy solo se presentan proyectos a largo plazo que sean sustentables.

Aún en los momentos más difíciles, Juan Curuchet nunca bajó los brazos, se hizo de abajo con lo que tenía pero sin duda también había algo más. Su condición física extraordinaria junto con su espíritu de lucha y superación lo llevaron a ganar la primer medalla dorada en Beijing 2008 junto a su compañero Walter Pérez en la prueba Americana. El camino fue largo, participó en seis juegos Olímpicos hasta que el sueño se cumplió y hoy descansa en su mesa de luz. “Yo soñé esta medalla toda mi vida, cuando me levanto y la veo pienso que eso ya no es un sueño sino una realidad que me mueve a seguir por los que vienen. Si me preguntan si lo volvería a hacer todo igual, te juro que sí. Lo que viví lo saboreé despacio y mucho, porque todo costó.”

Fundación Juan Curuchet: ayudar en los cimientos

La historia de este ciclista estuvo marcada por muchas dificultades que le tocó pasar para ser un deportista de alto rendimiento. Corría carreras para autosustentarse y más de una vez los recursos no se gastaban en su casa (donde hacían mucha falta) sino que se invertían con el apoyo familiar para lograr el sueño máximo. Toda esa experiencia hoy se transforma en una fundación que lleva su nombre para ayudar a los que menos tienen a crecer en el ciclismo y profesionalizar más la disciplina.

Su fundación entonces tiene por objeto promover, desarrollar y difundir el deporte amateur en general por todos los medios. También lleva a cabo festivales deportivos y eventos competitivos, realiza cursos de entrenamiento, capacitación técnica para atletas y entrenadores, clínicas de arbitraje, cursos de medicina deportiva y antidoping. Otorga becas y subsidios, patrocina deportistas y no tiene ningún ánimo de lucro. www.fundacionjuancuruchet.com

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