Ice Targa 62

Es difícil no quedar encantado al admirar el nuevo Ice 62 Targa . Este velero, admirablemente construido por un Ice Yachts que mueve el listón de la calidad cada vez más alto, llega y redefine de un plumazo los conceptos de “Blue water cruiser” y “Easy sailing”.

Con el lanzamiento de esta unidad, Ice también agita las cartas en un mercado que, sin duda, ve cómo tanto los astilleros nórdicos como los italianos de alta gama se quedan más de un paso atrás en la carrera hacia la innovación y el rendimiento. Capaz de un rendimiento superlativo, hecho posible gracias al genio del legendario Umberto Felci y a una construcción estudiada hasta el más mínimo detalle, el nuevo Ice 62 Targa posee también un diseño decididamente intrigante.

La comodidad a bordo es la consigna. Por otra parte, esta embarcación fue creada con el objetivo de ser maniobrable por una sola persona, por lo que no es de extrañar que todo sea maniobrable directamente desde la consola de control.

Desde aquí es posible realizar giros, ajustes finos del foque, la vela mayor, el gennaker, el backstay, la relinga y los distintos ajustes (que deben ajustarse según el tipo de navegación que se vaya a realizar).

Y luego está la calidad de los materiales. El casco de vidrio-carbono es simplemente un espectáculo para los ojos, realzado por la cubierta completa de carbono y el T-Top, también de carbono, que da un aspecto decididamente deportivo a la librea, y al mismo tiempo muy limpio.

Y de nuevo, la aleta de acero doble Weldox con un rendimiento mecánico muy elevado, o el sistema de elevación hidráulica (de la empresa Cariboni) con calado variable 2,30/ 3,90 que permite un rendimiento de competición durante la navegación y al mismo tiempo garantiza una entrada ágil en puerto.

En definitiva, el Ice 62 Targa resume todo lo mejor de la producción del astillero con el objetivo preciso de ofrecer una experiencia única en el mar en términos de rendimiento y confort, combinada con ese toque de clase y elegancia que hace que este barco sea simplemente espléndido.

LA PRUEBA EN MAR

Somos dos, el propietario y yo, y sólo porque ya sé que es posible, no me sorprende que una sola persona sea suficiente para dirigirlo. Y sin embargo lo es, y lo es de la forma más natural posible.

Empezamos a probar el motor, un Yanmar de 195 CV, que inmediatamente pongo a 1800 rpm alcanzando 9,2 kn, una velocidad de crucero económica respetable para un barco de este tamaño. A 2.400 rpm la velocidad es de 10,8 kn. El Ice 62 Targa navega muy bien, lineal y limpiamente cortando las olas con gran pureza, sin una pizca de resistencia. Acelerando más, a 2900 rpm, rozo los 12 nudos. Pero entonces nos miramos, el viento se ha levantado y no puedo esperar a navegar.

Navegamos de ceñida y lo hago todo yo solo, simplemente accionando los botones de la consola que tengo delante.

Por supuesto, cuesta un poco acostumbrarse a manejar la gran botonera pero, una vez memorizados los comandos, no tiene precio poder moverse con esta sencillez, que es también un importante factor de seguridad.

El Ice 62 Targa se mueve constantemente a mayor velocidad que el viento. Con 6 nudos de real hacemos casi 7, la mayoría de los cruceros de aguas azules están parados en estas condiciones…

Luego el viento aumenta un poco y, con él, también nuestras velocidades, pero lo que no cambia es el comportamiento del barco, siempre previsible, nunca nervioso. Con un viento real de 8/10 nudos navegamos constantemente por encima de 9 con picos de 10 a barlovento, ¡qué barco chicos!

Extendemos y desplegamos el Código cero, siempre sin movernos de la consola. Los 360 metros cuadrados se abren al viento y … y es como poner el turbo. El barco despega y, en un instante, estamos volando a más de 13 nudos. La estela en la popa es la de una lancha y, hasta los 90/100 grados, siempre viajamos así.

Al inclinarnos más volvemos a velocidades más normales, 9/10 nudos aunque nos inclinemos mucho, pero está claro que aquí se necesita un A2 para correr rápido. Sí, sé que no es un barco de carreras, pero hombre, te hace querer …

De mala gana, quito el timón y bajo a cubierta, no hay crujidos, sólo el viento y el sonido de la proa cortando las olas. La poesía.

CÓMO ES EL TARGA ICE 62

Pasemos a la parte técnica intentando describir sus principales características.

Así que diría que hay que empezar por el diseño absolutamente moderno, espléndido en los colores cromados del casco de vidrio-carbono, con una proa invertida (en forma de cimitarra) con una popa de delfín de carbono de 1,3 metros de longitud, que deja espacio para las líneas de agua y los apéndices caracterizados por un calado variable, de 2,30 a 3,80 metros.

Ancla. Doble pala de timón, hélice de proa, hélices de proa y de popa que se pueden retraer para facilitar el amarre, algo esencial para los navegantes en solitario, hasta su motor, un Yammar de 195 CV con el que podemos navegar hasta 12 nudos. No está nada mal.

El carbono es la palabra clave. Lo encontramos en el casco, como hemos dicho, para hacerlo fuerte y soportar las tensiones del mar (combinado, sin embargo, con fibra de vidrio, que suaviza la estructura), y de nuevo en la cubierta, para aligerar la estructura y bajar el centro de gravedad, o en la capota, en la que, entre otras cosas, se instalan un soporte para los paneles solares y el carro de la vela mayor con control eléctrico. Y también en las velas mayores, los timones, el aparejo y el bimini, que junto con el maxi dodger crean una síntesis perfecta de cómo debe diseñarse siempre la cubierta de un velero.

A la hora de navegar, podemos aprovechar una superficie vélica de 240 metros cuadrados y un gennaker de 360 metros cuadrados, todo ello diseñado para “atrapar” el viento de forma inmediata y sin compromiso, lo que supone todo el empuje necesario a altas velocidades pero también un mínimo desplazamiento en la elevación, gracias a la elevación hidráulica de la empresa Cariboni.

En la popa encontramos dos asientos dedicados al timonel, con dos timones de fibra de carbono que permiten mantener el control desafiando las fuertes cargas aerodinámicas a las que está sometida la embarcación durante la navegación. Entre otras cosas, debajo de los asientos hay un práctico armario para guardar todo lo necesario a mano y una balsa.

Precisamente cuando estás al mando te das cuenta de lo bonito que es. Elegante, refinado, absolutamente práctico tanto en solitario como con grandes tripulaciones, tiene todo lo que necesitas. Bancos amplios, respaldos de ala muy confortables, y el tamaño de la propia cabina, absolutamente espaciosa y por tanto habitable, pero también espléndida a la vista gracias al diseño de Felci Yacht que embellece una línea ya inigualable.

Esta calidad también es evidente bajo la cubierta, donde encontramos nada menos que tres camarotes, dos baños y una amplia cocina. También aquí la atención es maniática: se trata de hacer que el casco pierda peso gracias a paneles aligerados y soluciones innovadoras, pero sin dejar nunca de lado los finos acabados o el refinado trabajo de carpintería.

Es difícil imaginar que se puedan poner límites a esta embarcación en la que, además, hay espacio para 1.040 litros de agua y 800 litros de combustible, que si pensamos en una larga navegación en solitario o en compañía son fundamentales, al igual que el amplio garaje, comparable al de un 70 pies, en el que se puede acomodar un tender de 3,1 metros. En dos palabras, fantásticamente sobredimensionado.

Rápido, emocionante, práctico y bonito. Este velero ha marcado un punto de inflexión en la categoría de Blue water cruiser al mostrar todo el carácter italiano de algo que siempre ha parecido prerrogativa de otros países, y que convierte a Ice Yachts en un nuevo punto de referencia a nivel internacional.

Fuente: Revista Todos los Barcos

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