Bello, innovador y decididamente poco convencional, el Fiart P54 fue la reina indiscutible de su segmento en los salones náuticos de otoño, donde, en cada salida al mar, consiguió atraer inmediatamente la atención de todos.
Nacido del lápiz del ya famoso Stefano Pastrovich, el P54 trae consigo un diseño que consigue combinar a la perfección estética y función en una mezcla decididamente sexy y cautivadora. Es un diseño que no podíamos ignorar, así que en cuanto se presentó la oportunidad, nos subimos al carro para ver qué tal.
Prueba del Fiart P54
Hoy hace frío y llovizna en Génova. Un día sombrío, en el que el mar se suma a la molestia general con una ola corta y empinada de alrededor de un metro que parece hecha a propósito para fastidiarnos. Navegamos al ralentí, pero al P54 no le afecta el oleaje, se asienta en el agua como un superyate y simplemente le da igual lo que pase a su alrededor.
Acelero un poco y llego a unos 10 nudos, una velocidad de paseo en la que la mayoría de los barcos tendrían algunas dificultades en las condiciones actuales y, sin embargo, nuestro Fiart P54 navega con firmeza, sin ni siquiera bajar la popa, lo que, para mi asombro, sigue haciendo incluso mientras se desliza a sólo 12 nudos. Navegando a bordo de este yate se aprecia un comportamiento en el mar muy similar al de un gran superyate, el barco se planta en el agua y se mueve con una comodidad absurda, señal irrefutable de un casco excelentemente diseñado.
Aprieto los aceleradores y llego a unos 25 nudos, a poco más de 2.000 rpm. Ha empezado a llover y el mar está aún más agitado que antes pero, al abrigo del enorme parabrisas que, sólo en este barco es de manga completa, te mantienes caliente y seco. A esta velocidad, el Fiart P54 tiene una respetable autonomía de unas 400 millas náuticas, por lo que no hay necesidad de planificar nuestras rutas con la ansiedad de parar a repostar, una gran ventaja.
Puse el barco a 28/30 nudos, una velocidad de crucero respetable, y para estresarlo aún más, puse la proa perpendicular a la dirección de las olas. Está claro que las olas se dejan sentir, pero nuestro barco tiene la capacidad de amortiguar cualquier tensión. En resumen, incluso en las desafortunadas condiciones actuales, pudimos navegar cómodamente, sin molestar a nuestros invitados, con absoluta seguridad.
Piso el acelerador y alcanzo fácilmente los 34 nudos, entonces, sin reducir la velocidad, giro completamente a la izquierda. El barco le sigue sin vacilar, inclinándose un poco y aún eliminando los efectos de este mar corto y empinado, nada mal. Un yate como éste hace que quieras navegar…
Cómo es el Fiart P54
Llamar a la Fiart P54 “elegante” e innovadora sería quedarse corto. Este yate es una auténtica concentración de innovaciones estilísticas que no se limitan a la estética, sino que, y esto no hay que darlo por sentado, todas tienen una función precisa de uso. Basta con mirarlo para darse cuenta de ello: una proa ancha que se estrecha hasta hacerse muy fina a nivel del agua, una popa invertida, un perfil delantero desequilibrado y un parabrisas de manga completa con acceso directo a la proa. Elementos que, combinados con un plano de cubierta sencillamente maravilloso, trazan las líneas maestras de un yate consagrado al confort y a la vida estival al aire libre.
Cuatro zonas utilizables en cubierta, cuyos límites no existen, crean la sensación de estar en la terraza de una espléndida villa con vistas al mar. En popa encontramos la zona dedicada a tomar el sol y relajarse que, en continuidad, desemboca en la dinette exterior, perfectamente equipada para acoger grandes y populares aperitivos nocturnos. Más adelante se encuentra la zona dedicada a la navegación que, muy espaciosa, permite a 4/5 personas participar de la emoción del crucero.
Abriendo eléctricamente la escotilla que divide el parabrisas, se accede al enorme solárium de proa que, otra gran innovación, al estar empotrado hacia abajo no sólo permite tumbarse a un número considerable de personas sino que, al estar equipado con respaldos, puede vivirse como una gran zona de convivencia donde 7/8 invitados pueden sentarse, descansar la espalda y charlar mirándose los unos a los otros.
Bajando a cubierta, encontramos un enorme salón caracterizado a babor por un sofá en forma de L y a estribor por una cocina lineal muy larga. En el centro, una mesa de centro oculta un mecanismo que le permite elevarse, abrirse en pétalo y convertirse en una mesa de comedor cuadrada para ocho comensales. Una sala bella y, una vez más, funcional, en la que el diseño consigue destacar admirablemente el gran trabajo de ebanistería y la increíble calidad de las maderas y las pieles.
La zona de descanso puede constar de dos o tres camarotes, según las necesidades de cada uno. La versión de dos camarotes (mi favorita) del Fiart P54 tiene dos enormes camarotes principales, uno en proa y otro en popa, ambos con amplios cuartos de baño. La versión de la muestra sometida a prueba, en cambio, tiene tres camarotes y en proa hay un VIP con cama de matrimonio a babor, mientras que a estribor hay un doble con camas superpuestas. En esta configuración, el armario que hace de separador entre los dos camarotes es corredizo y, si es necesario, permite transformar el camarote de proa en una gran habitación.
La cabina principal de popa es común a las dos versiones y, dispuesta en la manga máxima, aprovecha los cinco metros completos de anchura para crear lo que es prácticamente una suite de hotel de cinco estrellas. Hablamos de más de quince metros cuadrados de superficie que, elegantemente amueblados, pueden albergar una cama king-size en isla, una enorme ducha central, un larguísimo mueble donde se disponen dos lavabos de diseño, una boiserie y un cuarto de aseo independiente.
Pero lo más llamativo es la sensación de lujo y elegancia que impregna todas las estancias. Fiart P54 es un barco para unos pocos, conceptualmente muy similar a un superyate, tanto por las posibilidades de uso que ofrece como por el refinamiento de diseño único que aporta.
Fuente: Revista Todos los Barcos