El 19 de junio de 1991, ráfagas de más de 120 km/h azotaron Mar del Plata, dejando muertos, destrucción y evacuados. Al día siguiente, un barco sin tripulación apareció encallado en la costa
Hace exactamente 34 años, el 19 de junio de 1991, la cola de un huracán golpeó de lleno la Costa Atlántica, y su impacto fue tan brutal como inesperado. Las ráfagas superaron los 120 km/h y dejaron tras de sí una postal desoladora: techos volados, árboles arrancados de raíz, cortes masivos de luz y agua, y clases suspendidas por completo.
El saldo humano fue doloroso: cuatro personas murieron, tres de ellas en Mar del Plata y una en Miramar, todas por causas relacionadas directamente con el fenómeno meteorológico. Además, se contabilizaron alrededor de 140 evacuados y daños materiales que fueron incalculables. Durante varias horas, la ciudad quedó paralizada y sumida en la incertidumbre.
En el marco del histórico temporal, el Marcelina de Ciriza vio soltadas sus amarras y fue arrastrado por el viento a través de unos 15 kilómetros por el mar.
El día después: un barco se encalló frente a Constitución
Como si la tormenta no hubiera sido suficiente, el jueves 20 de junio, un hecho aún más desconcertante sorprendió a los marplatenses. A la altura de avenida Félix U. Camet y Constitución, apareció encallado un barco sin tripulación visible, un verdadero “barco fantasma” que quedó varado sobre la arena como si el mar lo hubiera escupido.
Se trataba del Marcelina de Ciriza, un buque semifactoría de casi 90 metros de eslora que pertenecía a una empresa del holding alimenticio Sasetru. En medio del temporal, el barco se soltó de sus amarras y navegó unos 15 kilómetros arrastrado únicamente por la fuerza del viento y del mar, hasta quedar encajado frente a las playas del norte marplatense.
La imagen del coloso oxidado causó asombro, miedo y fascinación, convirtiéndose con los años en una de las historias más recordadas de la ciudad. El Marcelina de Ciriza quedó ahí, como mudo testigo del desastre climático, durante un tiempo. Pero poco a poco, el mar hizo su trabajo: lo golpeó, lo desarmó, y finalmente lo hizo desaparecer. Hoy, ya no queda rastro en la superficie de aquel gigante flotante que un día apareció como traído por una pesadilla.
Una historia que quedó grabada en la memoria marplatense
El temporal de junio de 1991 marcó un antes y un después para la ciudad. No solo por los destrozos o la pérdida de vidas, sino porque dejó una marca simbólica: la llegada del Marcelina de Ciriza. Un barco que no tenía que estar ahí, y, sin embargo, se volvió parte de la mitología urbana local.
Fue un hecho insólito e inusual, que marcó para siempre a toda una zona de Mar del Plata, además de alimentar una serie de mitos urbanos que hasta hoy pueden rememorarse o escucharse por allí. Algunos detalles, de ese y otros naufragios, continúan ocultos y a la espera de algún entusiasta que se anime a sacarlos a flote.
Cada 19 y 20 de junio, algunos recuerdan las ráfagas, otros los apagones, pero muchos evocan la silueta de aquel “barco fantasma” que emergió del mar para quedarse, por un tiempo, en la historia de Mar del Plata.
Fuente: Infobrisas