Veleros, yates, lanchas y cruceros se encuentran amarrados en la ribera desde el comienzo del aislamiento obligatorio. Sus propietarios solicitan autorizaciones para cambiar filtros, limpiar tanques y chequear el funcionamiento de las baterías
“Deberían gestionar un rubro de permisos para poder ir a bordo, aunque sea para achicar sentinas, cambiar filtros y limpiar tanques sucios con combustible podrido o baterías descargadas”, sostuvo un grupo de propietarios en diálogo con el medio local Enlace Crítico acerca del rol que pretenden que cumplan guarderías, clubes y escuelas de náutica, cuyo pago mensual por el uso de las amarras continúa siendo obligatorio.
Según explicaron, la preocupación mayor reside en saber “si las embarcaciones están haciendo agua”, ya que esto puede ocurrir no solo por la parte inferior, sino también por arriba. “Algún cerramiento que se aflojó, entrada de lluvia por alguna abertura o puerta mal cerrada, algún tambucho mal cerrado”, detallaron, y sostuvieron: “El temor surge además en estas horas, teniendo en cuenta la impresionante bajante del río”.
A pesar de la protección con la que cuentan las embarcaciones en guarderías y camas, los riesgos del desuso por un período prolongado también las alcanzan. Frente a este escenario, consideran “una buena idea” que las instituciones coordinen charlas con propietarios, Prefectura Naval y los municipios afectados “para que entre todos puedan gestionar permisos especiales”.
“Si bien se habla de varios hundimientos por estas causas, a nosotros nos consta solo uno, que sucedió antes de la cuarentena, en una amarra del Club Náutico Arsenal Zárate, donde el barco siniestrado fue un crucerito perforado por un caño enterrado“, contaron para ilustrar la situación.
Fuente: infocielo.com