El nuevo Menorquín 35 HT de Sasga Yachts resume la esencia de casi medio siglo de trabajo e identidad, hasta tal punto que no deja lugar a dudas sobre el origen de sus líneas de carena, heredadas de los barcos de pesca del Mediterráneo que, sin perder semejanza, evolucionaron para ser más eficientes en prestaciones y consumo
Sasga Yachts inició su actividad en 1978, construyendo pequeños llaüts que fueron evolucionando en diseño, materiales, técnicas constructivas e instrumentales, pero que a lo largo de los años no han perdido la esencia mediterránea de aquellos barcos de pesca que probaron la rudeza del mar. A través del diseño y los nuevos materiales, llegaron a nuestros días convertidos en embarcaciones de placer, comodidad y lujo. Así, ahora son construidos con técnicas actuales, como la infusión al vacío. Esto permite que superen las expectativas de calidad de acabados y prestaciones de navegación. El diseño de Iñigo Toledo ha mejorado considerablemente el rendimiento, la estabilidad y el consumo sin alejarse de la estampa clásica en sus líneas de carena.
Menorquín de popa a proa
La popa redonda, aunque con una generosa plataforma de baño, y la proa coronada por el típico caperol (término que cambia su nombre por localismos como capirol, cap de mort, etc.) son los distintivos por los cuales, desde bien lejos, identificamos estas embarcaciones típicas del Mediterráneo y características del Menorquín.
Tan pronto se entra por la pequeña puerta de estribor que da paso a la bañera, o a la inversa hacia la plataforma de baño, notamos la calidad del trabajo en maderas nobles y, por supuesto, el espacio. El semicírculo de la bañera conecta tanto con el mar como con el interior del salón y la cocina gracias a un sistema de puertas de cuatro hojas que permite una apertura total.
Los pasillos, que conducen hacia proa, son de un ancho correcto y facilitan un desplazamiento seguro. En proa, reina un solárium amplio que puede ser utilizado aún en navegación dado que la proa aparta correctamente el agua, evitando rociones indeseables. La zona de maniobras en proa mezcla tradición y tecnología, combinando la madera con la fibra en un espacio de trabajo cómodo y seguro.
El salón disfruta de una excelente visibilidad, prácticamente a 360 grados, y también de abundante luz natural, acentuada por los colores claros de los tejidos y las maderas, que en la embarcación que probamos eran de roble decapé blanco. Esta exquisita combinación da un brillo particular al espacio apreciable incluso en días nublados. La comunicación con el exterior es clave, pero también es posible disfrutar de este espacio con la llegada de las temperaturas más bajas, lo que lo convierte en un barco ideal para navegar todo el año. El sofá en forma de C, enfrentado al área de cocina, con su sección larga en la banda de estribor, coincide con la mesa de altura regulable. Esta permite en su posición más baja crear una cama doble extra, ideal para invitados ocasionales o para utilizar en una navegación un poco larga.
Las ventanas laterales son amplias y las situadas más a proa son practicables. Esto favorece la comunicación de la persona que esté al timón con el resto de la tripulación, lo que resultará especialmente útil durante maniobras como las de fondeo o amarre y, por supuesto, también para la ventilación. Este último aspecto se verá potenciado por el efecto combinado de las dos escotillas del techo.
El puesto de gobierno está situado en babor. Una posición poco habitual pero igualmente cómoda. Cuenta con una excelente visibilidad tanto del exterior como del instrumental, con una posición ergonómica y todos los elementos al alcance de la mano. El espacioso salón nos brindará cobijo en condiciones de navegación adversas y con buen tiempo proporcionará una conexión perfecta con la bañera y el mar. Por descontado, bajo cubierta, la cabina principal con cama en isla y un segundo camarote con dos camas permiten plantearse un programa de navegación de cierta entidad.
Elegante y veloz
Si lo comparamos con los típicos Llaüts no cabe duda que es rápido. Supera los veinte nudos; una velocidad impensable para este tipo de barco en sus orígenes. Barracuda Yacht Design, al mando de Iñigo Toledo, ha hecho un trabajo impecable en el estudio de las líneas de carena de este barco de 10 metros de eslora con la intención de lograr un buen rendimiento de velocidad y consumo. Un pantoque bien marcado a proa permite la doble función de facilitar un planeo más rápido al elevar el casco y reducir superficie mojada y, a la vez, un correcto desplazamiento del agua hacia los laterales y hacia abajo para evitar rociones en cubierta, gracias también al elevado francobordo en proa.
El rendimiento en navegación permite una velocidad de crucero rápido de unos 17 nudos a 3.000 rpm, si bien es de agradecer un poco menos, según la condición del mar. Así lograremos una mejor autonomía, sobre todo teniendo en cuenta que la velocidad máxima es superior a los 24 nudos. Sin duda, el Menorquín 35 HT podrá satisfacer las necesidades de una navegación tranquila, cómoda y con una autonomía que va más allá del fin de semana, siendo suficiente para encarar una travesía de varios días de vacaciones.