Encallado en los acantilados rocosos de la isla de Tiree, zona clave por su cercanía con la base de submarinos nucleares de Faslane, ha aparecido un extraño barco ‘fantasma’.
Una extraña embarcación no tripulada tiene desconcertadas a las autoridades de Reino Unido. La semana pasada, un pequeño bote apareció de manera inesperada junto a la rocosa isla escocesa de Tiree, pero la sorpresa llegó cuando se analizó de qué se trataba en realidad: una nave mucho más pequeña de lo habitual que se desplazaba por el agua de manera remota y que, por tanto, no contaba con tripulación. Encallada junto al acantilado, ahora las autoridades británicas tratan de descubrir a quién pertenece este barco. Sobre todo por haber aparecido en una zona de especial importancia estratégica.
Las autoridades han identificado esta embarcación como un Wave Glider, fabricada por la compañía estadounidense Liquid Robotics, que pertenece a Boing. Se trata, efectivamente, de un pequeño barco no tripulado que es capaz de viajar miles de kilómetros de manera autónoma. Según confesaron las autoridades británicas a ‘Forbes’, la embarcación no pertenece a las fuerzas militares británicas y, por la configuración de las antenas y del resto de elementos de la nave, todo apunta a que tampoco forma parte de una expedición científica. Así, todo indica que estaba operando en misión secreta. Saber en nombre de quién es la gran pregunta.
Este tipo de embarcaciones son utilizadas de manera habitual tanto por la Royal Navy británica como por la Marina de Estados Unidos, pero el gobierno de Reino Unido ya anunciado que la embarcación no es suya. Sin embargo, eso no significa que sea norteamericana, pues existen una serie de opciones que habría que valorar: en primer lugar, que realmente se trate de un barco de investigación científica, pues este tipo de naves son utilizadas para monitorizar poblaciones de peces en el mar del Norte; en segundo lugar, que pueda pertenecer a otro gobierno o, incluso, a un particular que no ha hecho público que cuente con un barco de este tipo.
Sin embargo, el hecho de que pueda pertenecer a un equipo científico parece completamente descartado. Es necesario tener en cuenta que un barco no tripulado de este tipo cuesta unos 250.000 euros, por lo que si un investigador lo hubiera perdido o hubiera sufrido un accidente que le hubiera hecho encallar en la rocas de la isla de Tiree, ya lo habría reclamado. Además, este barco sale de fábrica con un color amarillo brillante muy peculiar, precisamente para que sea fácil de localizarlo en el agua. La nave encontrada abandonada había sido repintada de un color gris difícilmente perceptible en el mar.
Pero el cambio de color no es el único detalle que hace sospechar a los investigadores que se trataba de un barco en misión encubierta: tampoco contaba con los banderines que suele llevar en la cubierta para que sea fácilmente detectable, se le habían eliminado las luces de navegación y también habían sido retirados los reflectores de radar. De igual manera, habían sido cortadas las comunicaciones vía satélite y la ubicación de sus antenas y de sus sensores -todos por debajo de la línea de flotación- hacía pensar que trataba de investigar qué había bajo el agua.
Los expertos de la inteligencia británica creen que, precisamente, que parte de la configuración de su casco es la que ha provocado que haya acabado varado contra la rocas. El hecho de no llevar luces, no contar con reflectores y su color oscuro casi con total seguridad provocó que otro barco de mucho mayor tamaño impactara contra él sin, posiblemente, ser consciente de ello. Eso explicaría por qué una de las antenas está rota y cómo acabó perdido contra un acantilado. Pero poco o nada más se sabe sobre la procedencia de este misterioso barco.
Que las autoridades británicas hubieran encontrado este barco en cualquier otra parte de la isla podría no ser más que un hecho curioso, pero el caso es que la ubicación de la isla de Tiree es importante: no en vano, en este islote escocés se encuentra una de las vías principales de la zona de operaciones de submarinos nucleares del Reino Unido, a unos 100 kilómetros de la base de Faslane. De momento, la Guardia Costera no ha conseguido saber a quién pertenece la embarcación ni qué objetivos tenía. Pero, como curiosidad, las autoridades de Irlanda del Norte ya encontraron un artefacto similar en septiembre de 2019: quién está detrás de esta supuesta misión de reconocimiento sigue siendo todo un misterio.
Fuente: El Confidencial