Las autoridades mexicanas elevaron el lunes a 47 el número de desaparecidos por el huracán “Otis” mientras continúan las labores de búsqueda tanto en tierra como entre las embarcaciones que se hundieron en Acapulco, el turístico puerto que fue devastado por el de categoría 5
Sin embargo, el Secretario de Marina, José Rafael Ojeda, no descartó que pueda haber más víctimas en las 29 embarcaciones hundidas que ya han sido localizadas. Agregó que se espera la llegada de un buque el lunes para poder recuperar esos barcos, mayoritariamente, turísticos.
Un líder empresarial, Alejandro Martínez Sidney, dijo a la emisora local MVS que en esas embarcaciones había unas 120 personas, pero ninguna autoridad ha confirmado ese dato.
El domingo, a las puertas de la morgue de la ciudad, Katy Barrera, de 30 años, aguardaba junto a otros familiares la entrega de los cuerpos de su tía y sus dos primos, de 13 y dos años, que murieron luego de que un alud sepultara su humilde casa.
A la tragedia de Barrera se sumaba el hecho de que su madre, hermano y un tío permanecen desaparecidos.
Según Martínez Sidney, presidente de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios Turísticos en Acapulco, es normal que la tripulación acuda a amarrar bien las embarcaciones ante la llegada de ciclones y posiblemente quedaron atrapados en ellos al no prever que “Otis” pegara con tanta fuerza.
Abigail Andrade Rodríguez era uno de los cuatro miembros de la tripulación a bordo de estos yates, un barco bimotor de alquiler llamado Litos de 29 metros de eslora que estaba en Puerto Marqués, al sur de la bahía principal de Acapulco, cuando llegó “Otis”.
Según contó a AP su tía, Susy Andrade, la última vez que tuvieron noticias el yate iba camino de la marina de Acapulco para resguardarse en ese lugar. Después se perdió el rastro.
Alrededor de la medianoche, se cree que el yate hizo una llamada de emergencia. Se desconoce si el Litos está entre los 29 barcos que la Secretaría de Marina ha ubicado hundidos.
Desde una playa de Acapulco, Kristian Vera observaba el sábado docenas de barcos hundidos, entre ellos tres suyos, en medio de la desolación que ahora impera en ese puerto turístico.
A pesar de haber perdido su medio de sustento tras el paso del huracán categoría cinco por la costa sur del Pacífico mexicano, esta pescadora de 44 años se sentía afortunada. La mujer contempló cómo sacaban un cuerpo del agua y cómo las familias iban y venían en busca de sus seres queridos.
Apoyada en un pequeño bote pesquero de madera como el suyo, volcado sobre un costado de la playa repleta de basura y árboles caídos, Vera relató que muchas de las personas que murieron eran pescadores que cuidaban sus embarcaciones o capitanes de yates a los que sus propietarios les habían pedido que se asegurasen de que los barcos estuvieran bien cuando el huracán aún era una tormenta tropical.
“Esa noche yo estaba preocupada porque de eso vivo yo, es cómo mantengo mis niños. Pero cuando me di cuenta que era fuerte el viento, dije: ‘yo mañana no voy a tener un barco, pero si Dios quiere amanezca Acapulco mañana’”.
Los barrios de la periferia de la ciudad seguían sumidos en el caos.
La presencia gubernamental que había en el centro turístico no era visible en otros barrios.
Sin señal de telefonía móvil, sin agua ni comida, las familias y los ancianos caminaban a duras penas, con el barro hasta los pies, entre calles inundadas para llegar a los grandes almacenes en busca de alimentos y agua.
Previamente, la periodista Dulce Olvera informó en SinEmbargo que un exfuncionario público acapulqueño aseguró que pescadores de playa manzanillo murieron por estar en su segundo trabajo: cuidando los yates de “los ricachones”.
Desde la madrugada del 26 de octubre, los equipos de urgencia localizaron cuerpos de al menos seis personas en el Club de Yates de Acapulco, una zona para la élite político-económica.
Por la noche/madrugada del miércoles, antes de que el huracán a más de 200 kilómetros por hora tocara tierra, los cuidadores se quisieron refugiar en la base naval “Capos”, donde se atraca el buque Cuauhtémoc, pero sus fuertes vientos los agarró en el camino.
Fuente: Notiver