Trofeo Julio Verne

No sólo de la Vendée Globe vive la vela oceánica en 2020. El pasado 25 de noviembre dos trimaranes de clase Ultim cruzaron la línea imaginaria entre el faro de Le Créac’h (Francia) y Lizard Point (Reino Unido) para tratar de completar la vuelta al mundo más rápida de la historia y hacerse con el Trofeo Julio Verne. Para la tripulación de Franck Cammas y Charles Caudrelier la aventura apenas 48 horas después de zarpar debido a la colisión del ‘Maxi Edmond de Rothschild’ con un ofni. Mientras, el otro candidato, el ‘Sodebo Ultim 3’ de Thomas Coville, lleva dos semanas navegando a todo trapo para tratar de completar la circunnavegación en menos de 40 días, 23 horas, 30 minutos y 30 segundos, el tiempo establecido en 2017 por los hombres de Francis Joyon a bordo del Idec Sport. Los de Coville están librando ahora una batalla milla a milla en los mares más remotos y peligrosos del planeta para lograr una hazaña extraordinaria.

La vida a bordo no está siendo fácil estos días, como se observa en el siguiente vídeo grabado en el Índico, en las puertas de los Cincuenta Aullantes, donde a los fuertes vientos y olas grandes se suma la amenaza de los icebergs. “En general, todo está bien”, resume Sam Goodchild. “Todos tenemos pequeñas preocupaciones, porque no es fácil lo que nuestros cuerpos están experimentando: no dormimos como de costumbre, no comemos igual, no hay cinco minutos en un día en el que las cosas no se muevan o en el que deje de haber ruido. Es agotador, pero es lo que se esperaba. Hacemos todo lo posible para mantener tanto el cuerpo como el barco en forma”, describe el regatista.

En la mañana de este jueves, el Sodebo Ultim 3 disfrutaba de una ventaja de 162 millas respecto a los tiempos que hace tres años marcó Joyon en la aproximación a las islas Kerguelen, en el Índico meridional. Pero no hay demasiados motivos para sonreír a bordo, y no sólo por las duras condiciones de mar y viento. La superioridad de Coville ha ido menguando considerablemente en las últimas horas (hace sólo dos días, por ejemplo, la ventaja era de más de 600 millas), a pesar de haber estado a punto de batir récord de distancia en 24 horas tras devorar 870 millas el 6 de diciembre, quedándose a 38 millas de la barrera de 902 millas levantada por el Banque Populaire V en 2009.

El Trofeo Julio Verne está caro. Hace tres años, Francis Joyon, junto al español Álex Pella, Bernard Stamm, Gwénolé Gahinet, Sébastien Audigane y Clément Surtel, encadenaron una serie de borrascas para navegar a ritmo frenético, como pocas veces se ha visto, batiendo los récord de velocidad en dos de los tres grandes cabos -Leeuwin (Australia) y Hornos (Chile). Para batir al poseedor del trofeo, Coville necesita no quedarse demasiado descolgado del Idec Sport antes de regresar el Atlántico.

Para esa vuelta al mundo estratosférica, Coville dejó su faceta de navegante solitario en tierra y reclutó a François Duguet, Thomas Rouxel, Sam Goodchild, Corentin Horeau, François Morvan, Matthieu Vandame y Martin Keruzoré. Mientras, en tierra firme, Jean-Luc Nélias y Philippe Legros se turnan las 24 horas del día para determinar la ruta más rápida en función de las condiciones meteorológicas. Apenas hay margen para cometer un error.

Fuente: Nauta 360

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