Cabos

BATERIAS DETROIT

No existe un cabo universal. Cada uso es un caso particular. Las técnicas de fabricación han evolucionado poco mientras que, por otra parte, han aparecido nuevas fibras en regata y ahora en navegación de recreo. Cuando haya que renovarlos habrá que elegir.

Comencemos por los tipos de materiales para fabricar cabos. Se puede decir que hay varias familias principales: las almas de poliéster, las de Dynema, las de Vectran, las de Tecnora, Pbo-zylon, etc., si bien la realidad no es tan simple, podemos decir que las dos más importantes son las dos primeras.

Los fabricantes de cabuyería a veces recurren a terminologías distintas, aunque con frecuencia son términos distintos que corresponden a productos idénticos. Hay marcas que utilizan el nombre del material y otros el nombre comercial. Para hacernos una idea, en la tabla adjunta tenemos la correspondencia entre los nombres y tres de las características más importantes en un cabo: el estiramiento del trabajo y carga de rotura, la resistencia a los UV y la resistencia a la abrasión.

Material Nombre comercial Estiramiento hasta rotura Resistencia UV Resistencia a la
abrasión
Poliamida (PA) Perlon, Nylon 18 à 27 Buena Buena
Enkarlon
Poliéster (PES) Dacron, Diolen, 10 à 17 Muy buena Buena
Trevira
Polipropileno (PP) Softlene, Hostalen 14 à 17 Debe tratarse Media
Leolen, Geolon
Polietileno de alto módulo (PE) Dyneema SK75, 3,8 Buena Muy buena
Spectra
Aramida o poliamida de alto módulo Kevlar, Twaron, 3,4 Mediocre Muy buena
Technora
Poliéster de alto módulo Vectran 3,3 Mediocre Buena
LCP
PBO Zylon 2,5 Mediocre Media

Técnicas de fabricación

Sea cual sea el material utilizado, existen cuatro técnicas de fabricación principales: a base de cordones, de alma trenzada, de alma en paralelo o formados solamente por una trenza hueca. Aquí vamos a dar repaso a las principales y más habituales en la actualidad.

  1. Cabos de cordones

Es la técnica más antigua y cuya fabricación no ha cambiado. Estos cabos se utilizan principalmente en las líneas de fondeo y amarre.

  1. Cabos con alma trenzada

Con este cabo se entra en una realización técnica que se refiere a un alma trenzada recubierta por una trenza. La parte activa de este cabo es el alma, de manera que la calidad y las prestaciones del cabo final dependen de ella, aunque también influye mucho la camisa final para la abrasión y maniobrabilidad, por lo que no toda la calidad y prestaciones dependen del alma.

Para el trenzado del alma lo más usual es emplear 8, 12 o 16 hilos, dependiendo del material elegido. Para contar con una protección máxima la trenza exterior se realiza con un número de hilos importante (de 12, 16, 24 o 32). Este tipo de cabos se destina principalmente a la jarcia de maniobra de velas (escotas, drizas, espí) en los barcos de crucero. Su punto fuerte es la capacidad que tiene de ser empalmado. Su punto débil sigue siendo, para los regatistas, el estiramiento.

  1. Cabo de alma paralela

En este caso no hay trenzado sino fibras puestas en paralelo. Éstas constituyen la parte activa del cabo (el alma). Para sujetarlas se recubren con una vaina denominada de compactación, y de otra exterior para la protección. Esta técnica permite limitar el estiramiento al mínimo, característica relacionada directamente con el material utilizado para la realización del alma. Menos polivalente que la cuerda trenzada, su principal uso es para los cabos de maniobra en los que el estiramiento debe ser el mínimo, por ejemplo, para las drizas. Un detalle importante: realizar ayustes no es fácil.

  1. Cabos trenzados huecos

La trenza hueca tiene múltiples usos. Está constituida por una trenza simple de 16 o 24 hilos de polipropileno o Dynema, y es similar a las fundas de protección en los cabos de alma paralela o trenzada. Esta técnica permite obtener un cabo ligero, pero con limitaciones. No se puede utilizar en un winche o en una mordaza. Sin embargo, todavía se emplea en vela ligera, con buen tiempo, como escota en los barcos en los que el peso cuenta.

Nuestro consejo

Los cabos son productos consumibles, y para que duren más, hay que escogerlos en función del uso que se les quiera dar y su mantenimiento es importante. Es simple: lavar los cabos con agua dulce, invernar en seco todos los que se pueda y, los que queden a bordo, evitar dejarlos en tensión. Existen numerosos fabricantes de cabos que ofrecen productos especiales a bordo:

Recuerde estas simples reglas:

– El poliéster tiene una excelente relación calidad/precio. Con frecuencia la totalidad de los cabos de abordo son de este material.

-El polipropileno y el polietileno se aconsejan para el remolque por el hecho de que flotan, pero hay tener en cuenta que son materiales sensibles a los rayos UV.

Para reconocer las fibras, basta con quemar el extremo. El poliéster ennegrece y forma una bola, la poliamida se funde sin ennegrecer, y el polietileno (Dynema, Spectra) se ensancha y desprende olor a cera.

El mantenimiento

Los cabos son más o menos sensibles a los rayos UV, pero ninguno es totalmente resistente. Para el invernaje, se aconseja retirar la mayoría, por ejemplo, las escotas, contras, aparejos, etc. Pero antes de guardarlos en un lugar seco hay que regarlos abundantemente con agua dulce. Durante la temporada, al final de cada salida al mar conviene pasarles agua dulce para eliminar los restos de sal.

Las drizas son más delicadas puesto que generalmente se dejan en su lugar. Pero esto no debe impedir que reciban un buen manguerazo. Durante el invernaje, no hay que dejarlas con tensión.

Si los lavamos en una lavadora, esto les daría un buen aspecto, pero hay que usar un detergente suave y neutro para no perjudicar las fibras ni el color. Una inspección regular de la cabuyería del barco permitirá evitar problemas, por ejemplo, una funda exterior rota debido a una mordaza o una polea en mal estado.

Y un consejo: conviene de vez en cuando invertir las drizas y las escotas, ya que ayuda a que no sea siempre la misma zona la que roce en las mordazas o las poleas.

El presupuesto de los cabos en un velero es importante, por lo que su mantenimiento no debe ser olvidado, pero, además, al ser un producto consumible, se deberá sustituir cuando corresponda, sin apurar su uso tomando riesgos de rotura o motivar accidentes a bordo. Se estima que en velero de 10 metros hay unos 200 metros de cabos diversos. Cuando se tengan que cambiar, determinar la longitud de las escotas es sencillo ya que basta compararlas con las viejas. Pero esto no está tan claro con las drizas. Hay que tener en cuenta la altura del palo (el doble) y de los retornos a la bañera (depende de la configuración). No debemos escatimar, por lo que vale la pena adquirir algunos metros de más, lo que nos permitirá, si llega el caso, cortarlos periódicamente unos centímetros para desplazar los puntos de rozadura.

Fuente: Náutica y Yates

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