
Durante 100 años, la Rolex Fastnet Race ha sido considerada uno de los campos de pruebas más completos de la vela oceánica. Es un lugar donde las ambiciones y los sueños se enfrentan a la dura realidad, donde la habilidad, la resistencia y la fortaleza se ponen a prueba
Para algunos, participar es la culminación del viaje, un desafío único en la vida. Para muchos, participar se ha convertido en una experiencia irresistible, una tradición. Para unos pocos, la carrera forma parte de algo más grande, una oportunidad para adquirir valiosa experiencia antes de un desafío aún mayor.
El reconocido regatista estadounidense y testigo de Rolex, Paul Cayard, ha completado el recorrido de 695 millas náuticas (1287 kilómetros) en varias ocasiones, incluyendo la de 1997, antes de convertirse en el primer estadounidense en ganar una vuelta al mundo. Cayard reconoce la importancia de esta competición centenaria en el deporte:
La Rolex Fastnet Race es un rito de iniciación para cualquier navegante. Es un desafío implacable y, a menudo, brutal. Exige una multitud de habilidades: conocimiento de la navegación y la táctica, una preparación impecable, un trabajo en equipo ejemplar y resiliencia ante las condiciones más adversas.
La edición centenaria de la Rolex Fastnet Race, que se celebra cada dos años, comienza el sábado 26 de julio. Tanto la regata como su organizador, el Royal Ocean Racing Club (RORC), cuentan con el apoyo de Rolex desde 2001. Siendo el único patrocinador principal de esta legendaria competición, el relojero suizo considera esta colaboración un elemento clave de su amplia relación con la vela, que comenzó hace casi 70 años.

Más allá de su legado histórico, la Rolex Fastnet es la regata oceánica más grande del mundo. Este año recibirá una flota de más de 450 yates, superando el récord de 445 participantes establecido en la edición anterior. Es una competición verdaderamente internacional, con yates que representan a más de 30 países y tripulaciones de más de 40, provenientes de Europa, América del Norte y del Sur, Australasia y Asia. Esta amplitud es una prueba más del eterno atractivo no solo de la regata, sino también de las regatas oceánicas.
Martine Grael, dos veces medallista de oro olímpica y Testimonial Rolex, participó en 2017, también antes de una circunnavegación, y adquirió una apreciación duradera de sus atractivos: «La experiencia de la navegación oceánica es tan pura que despierta los sentidos. En regatas como la Rolex Fastnet Race, no importa quién seas, tu origen ni tu procedencia. La edad, el tamaño y el tipo de barco tampoco importan. Esto es vela en su estado más puro, y participar es un privilegio y un logro que hay que disfrutar».
Los yates, tripulados tanto por profesionales de élite como por intrépidos corintios, varían en tamaño desde 9 metros (30 pies) hasta más de 30,5 metros (100 pies). Incluyen las últimas innovaciones en diseño de monocascos y multicascos, incluyendo trimaranes con foils para regatas oceánicas. Ganadores absolutos anteriores, como el Caro de Suiza y el Sunrise del Reino Unido, forman parte de la lista, junto con el Scallywag de Hong Kong, ganador de la Rolex Middle Sea Race el pasado octubre, y el clásico Maxi Stormvogel, la vanguardia del diseño hace 60 años y el primero en terminar su primera regata en 1961.
Fuente: Texto Sail World