Bahía de Colony Park. Yates y lanchas bajo un sol tibio durante el fin de semana en el Delta.

La compra de una embarcación de placer es para muchos un primer paso para cumplir un sueño. Hay compradores experimentados que tienen muy claro lo que buscan, así como personas que se acercan al mundo de la náutica por primera vez y quieren satisfacer un ideal o simplemente tener una primera experiencia como armador. En ambos casos, es recomendable que el proceso de adquisición de una embarcación, sea nueva o usada, siga unos pasos básicos, como veremos a continuación.

Por Michele Rossetti

Lo ideal es empezar por definir claramente el porqué se quiere un barco, que uso se le va a dar, lo que en jerga se define como el programa de navegación. Con esta información, y obviamente con el presupuesto, será más fácil definir la tipología, los materiales constructivos y, finalmente, el modelo.

Una vez encontrado el modelo, hay que determinar si el barco está en buen estado o si requiere de ciertos arreglos. Hay unos defectos que estadísticamente suelen aparecer más que otros, sean barcos de motor o veleros. En esta serie de artículos intentaremos sintetizar cuáles son los defectos más comunes a la hora de valorar técnicamente el estado de una embarcación.

Para facilitar la lectura, agrupamos los defectos por grupos, dependiendo del sistema al que afectan, y en este primer artículo nos referiremos solamente al primer punto:

– Estructura

– Motor y sistema de alimentación

– Sistema de transmisión y gobierno

– Sistemas de seguridad

– Otros sistemas de a bordo

– Estanqueidad

Defectos en la estructura

Los defectos en la estructura de una embarcación son más comunes de lo que pueda parecer. Es muy importante averiguar que la estructura de la embarcación se encuentre en buen estado, ya que de ella depende buena parte la seguridad en el río o el mar.

Los defectos dependerán del tipo de material constructivo (fibra de vidrio, aluminio, acero o madera). Típicamente se pueden resumir como sigue.

Osmosis

Es un defecto que afecta a los barcos de fibra de vidrio (más correctamente definido como plástico reforzado con fibra de vidrio, PRFV), sean de construcción monolítica (laminado sólido), o en sándwich (fibra de vidrio en las capas exteriores con un núcleo de un material más ligero en el interior). Es debido a la absorción de agua por el material, la cual reacciona con los componentes de las resinas formando un compuesto ácido que contribuye a dañar ulteriormente el material. El proceso requiere de un cierto tiempo para formarse (puede ser varios años) y su grado de gravedad depende del tipo de resina empleada, del tiempo a contacto con el agua, de la salinidad y de la temperatura del agua (cuanto más cálida y dulce el agua, peor). Suele ser un problema relativamente común sobre todo en barcos construidos previos a los años ’90.

Cuando la ósmosis se encuentra en un estado avanzado, la solución es remover el gelcoat, dejar secar y reparar.

Hongos en estructuras de madera

La madera es un muy buen material constructivo, siendo ligero, rígido y además sostenible. Su mayor debilidad es que es propenso a la absorción de agua. Sin las medidas oportunas, el exceso de humedad facilitará la formación de hongos que pueden debilitar gravemente las características estructurales de este noble material.

Especialmente en barcos antiguos es común encontrarse con componentes estructurales atacados por estos hongos, particularmente en la zona de la quilla.

La humedad excesiva en la madera puede comprometer seriamente la integridad de la estructura. En estos casos es necesario remover por completo la estructura dañada y sustituirla con piezas sanas.

Corrosión galvánica en estructuras de aluminio

El aluminio es otro material muy apto para la construcción de embarcaciones. Su baja densidad y rigidez lo hacen idóneo para la construcción de embarcaciones ligeras y resistentes. Además, su ductilidad (la capacidad de absorber energía tras un impacto deformándose sin llegar a romperse) lo hace muy idóneo para la construcción de embarcaciones diseñadas para navegar en altas latitudes, donde el impacto con hielo flotante supone un factor de riesgo.

Como todo material, tiene sus potenciales riesgos, el principal es la corrosión por corrientes galvánicas. Este tipo de defecto afecta tanto a la cubierta como el casco, y puede ser simplemente un problema superficial o ser tan grave como para comprometer la solidez estructural. En caso de dudas, una inspección con ultrasonidos resulta esencial para averiguar el espesor de la chapa y asegurar la integridad de la estructura.

Chapa de aluminio con efectos de corrosión por corrientes galvánicas. Suele ocurrir debajo de antideslizantes o debajo de capas de pinturas. Una inspección visual junto con un análisis por ultrasonidos puede revelar áreas que necesiten ser reparadas.

Humedad en palas de timón

En los veleros de fibra de vidrio las palas de los timones suelen ser construidas por un eje metálico envuelto en dos “conchas” de fibra de vidrio y resina, siendo a menudo el hueco interior rellenado con espuma. Los esfuerzos generados en la unión entre eje y estructura de  fibra, en la parte alta de la pala, suelen generar pequeñas grietas en el laminado. Si no son reparadas a tiempo, estas grietas dan paso a la entrada de agua dentro de la pala del timón, debilitando la estructura y generando aún más fisuras.

El proceso es acelerado en países del norte de Europa, donde los barcos en seco en invierno sufren temperaturas por debajo de los 0 grados: el agua dentro de la pala del timón llega a congelarse y al aumentar de volumen genera aún más daño en el laminado.

Este tipo de defecto debe tomarse con precaución, ya que, dependiendo del avance de las grietas, la pala del timón puede fallar por completo dejando la embarcación sin medios de gobierno.

Los daños en las palas de timones de fibra suelen ser comunes. En casos avanzados, una inspección visual puede revelar grietas evidentes. En otros casos es necesario recurrir a mediciones del contenido de humedad en el interior de la pala para determinar si hay absorción de agua.

Daños debido a grounding

Tocar fondo es una experiencia que cualquier navegante desea evitar. La gravedad de los efectos de un impacto en la estructura dependerá principalmente de dos factores: la velocidad de impacto y el peso de la embarcación.

Especialmente en veleros, donde la quilla actúa como una palanca, los esfuerzos de impacto serán distribuidos por la estructura y pueden causar deslaminaciones en los largueros y otros componentes estructurales.

En las embarcaciones fuera de borda, la pata de los mismos son las que absorben todos los golpes o varaduras.

El impacto con elementos del fondo es ante todo absorbido por la quilla, la linea de eje o la pata del motor en el caso que sea una embarcación con fuera de borda. En estos casos la mayor energía es absorbida por deformación. En todos los casos es necesario verificar la estructura del casco por eventuales daños.

Cubiertas de teca

Las cubiertas de teca en si no constituyen estrictamente un elemento estructural. La teca es un material muy resistente a las intemperies y además tiene unas propiedades antideslizantes que lo hace muy apto para revestimiento de cubiertas. Su función en las embarcaciones de placer por lo tanto no es estructural, si no de acabado.

Está incluido en este apartado porque los defectos asociados a este revestimiento sí pueden afectar a la estructura, especialmente la cubierta debajo de la teca, que a menudo consiste en una estructura de sándwich con núcleo de balsa.

Uno de los defectos más frecuente es la oxidación de los tornillos que fijan la teca a la cubierta. Este método de fijación se empleó durante muchos años por varios astilleros de renombre (Hallberg-Rassy o Wauquiez por citar algunos). Con el tiempo el agua se abre paso y si no se actúa tempestivamente puede penetrar en el sándwich, es absorbida por el núcleo de balsa, y puede rápidamente causar daños estructurales en la cubierta.

La presencia de óxido en los tapones de los tornillos es una clara evidencia de infiltración de agua. En estos casos es necesario retirar las piezas afectadas, determinar si hay daños estructurales y reparar. Si el problema es generalizado, la reparación puede llegar a ser muy costosa.

Defectos en el gelcoat

El gelcoat es un material muy utilizado como acabado tanto de casco como cubierta. Es un producto muy resistente a la intemperie, pero al mismo tiempo es relativamente frágil. Su función principal es proteger el laminado subyacente y generar un acabado con propiedades hidrodinámicas, antideslizantes y estéticas adecuadas.

No recubre en absoluto una función estructural, pero, como la teca, los daños en este material pueden suponer daños estructurales.

Lo más común es encontrar fisuras en el gelcoat, lo que en inglés se denomina crazing. Pueden ser debidas a la acción de los rayos UV, o a esfuerzos excesivos en la estructura. En este último caso aparecen en zonas de alto estrés: alrededor de cornamusas, en la base de candeleros, cerca de los marcos de escotillas y portillos, alrededor del pie de mástil para mástiles apoyados en cubierta.

Su reparación dependerá del grado de afectación del laminado. En todo caso, no es recomendable dejar las fisuras expuestas porque pueden agravar más la situación, permitiendo a la humedad penetrar en el laminado y comprometiendo sus propiedades.

Defectos en el gelcoat suelen ser comunes. En algunos casos la estructura puede verse afectada y será necesario actuar para evitar daños mayores.

AVISO ASTILLERO TRENTO

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