El nuevo Bavaria C38 combina la facilidad de gobierno con el máximo aprovechamiento del espacio interior y aporta algunas características como la proa ancha vertical y en V y la arista viva en los dos tercios de popa, que junto a un elevado francobordo le proporcionan mucho volumen bajo cubierta.
El nuevo Bavaria C38, en el que navegamos en la bahía de Palma responde al mismo concepto que el Bavaria C42 ganador del European Yacht of the Year 2021, pero en una eslora mas pequeña. Con este modelo, del que ya hay unas 20 unidades construidas, el astillero, a partir del éxito del C42, se dirige a la franja de navegantes que no requieren un velero por encima de los 12 metros, y buscan un precio más contenido –estamos hablando de algo menos de 140.000 euros– pero que ofrezca prácticamente las mismas prestaciones en la distribución de volúmenes y una habitabilidad que aunque menor ofrezca la misma funcionalidad que su predecesor de un metro y pico más de eslora.
Por lo demás, la idea tras el diseño es ofrecer un crucero puro, con una maniobra sin complicaciones, un aparejo vélico polivalente que pueda adaptarse a los gustos de cada propietario, y una cubierta cómoda y espaciosa para hacer vida al aire libre.
Veamos en primer lugar como Bavaria consigue este objetivo y después nos centraremos en el interior, que ofrece algunas sorpresas.
Cubierta y maniobra de crucero
Antes de recorrer la cubierta, vale la pena detenerse en el casco al que Cossutti Design ha dotado de arista viva, lo que asegura más estabilidad, una mayor eslora dinámica y, en consecuencia, más prestaciones en velocidad, pero también mayor espacio para la cabina de popa del Bavaria C38, que gana en manga y en consecuencia en confort.
Lo mismo puede decirse de la proa, cuya V ancha y roda vertical del Bavaria C38 repercuten en lo mismo: eslora dinámica, prestaciones y volumen interior. Más adelante veremos cómo responden estas formas de casco en navegación.
Ya en cubierta, el concepto de crucero se hace perfectamente evidente desde la misma proa. De serie el Bavaria C38 se entrega con foque autovirante y carril de escota, corto y adelantado, para un génova 106% con enrollador Furlex. En caso que se requiera, el botalón es un extra ya que no está integrado, aunque en nuestra opinión es imprescindible y por tanto debería incluirse de serie. Hoy en día, el genaquer –que está dejando el spi para las regatas o las singladuras oceánicas con portantes– es una vela imprescindible en un crucero.
Mas sencillez: la escota de mayor sobre el tejadillo, sin carro en el modelo que probamos, es a la alemana y de un solo cabo. Sin embargo, es configurable, de manera que cada propietario puede decidir en función de su programa.
De serie se del Bavaria C38 entrega solo con los winches de drizas manuales Lewmar 40, y los de escota, manuales o eléctricos aparte, al igual que los de génova, genaquer o código 0. Hay que contar pues, con un incremento de 1.650 euros sobre el precio base.
Los winches de escota en la unidad que probamos estaban muy adelantados en la brazola, lo que hoy en día puede ser un inconveniente navegando con poca tripulación, si bien es cierto que con el piloto automático dejar la rueda para trimar escota ya no es problema. De todas manera, si se quieren winches de escota a mano, al alcance del timonel, hay que sumar 2.500 euros al precio base. Una opción que nosotros asumiríamos sin rechistar.
Más a popa, la bañera del Bavaria C38 configura un gran espacio, cómodo, con banquetas ergónmicas de entregas suaves forradas en teca de serie –no en el plan ni en los pasillos, donde es opcional– y un buen paso entre los pedestales que están inclinados para dejar un ancho de circulación cómodo.
Nos gustó especialmente el minimalismo de los pedestales inclinados así como la suavidad de las entregas de las brazolas hacia popa que permiten albergar los repetidores que se leen perfectamente gracias a su inclinación. El diseño aquí cumplen su función: ser útil. No nos gusto tanto que la mesa central de la bañera, robusta, de dos alas, con un módulo para integrar una gran pantalla multifunción, cofre central y posavasos, tenga un coste aparte de 2.150 euros. El concepto del C38 no es el de un barco de regatas y por tanto la mesa es un imprescindible que debería incluirse de serie.
También es opcional la gran plataforma de baño, abatible mediante cabos, que nos obligará a sumar otros casi 4.000 euros.
Dicho esto, hay que destacar que la bañera está bien concebida ergonómicamente, con bancos en L que permiten echarse a descansar con la espalda bien apoyada, posee una buena capacidad de estiba, es cómoda, puede quedar perfectamente protegida por la capota antirrociones y el bimini, y ofrece un detalle que todos los astilleros deberían copiar: desde el escalón del espejo se tiene acceso directo al sector del timón. Un diez para el equipo de diseño.
Interior adaptable
En tanto que crucero, el interior –de una elegante madera clara veteada que replica la luz que fluye desde las ventanas laterales y las escotillas cenitales– responde a varias premisas básicas en este programa de navegación que no siempre se cumplen: los sistemas deben estar a la vista y ser accesibles, las panas del plan deben poder levantarse con facilidad para echar un vistazo rápido a la sentina, hay que disponer de estiba, la cocina debe ser grande, se requiere capacidad de frío y, a nuestro gusto, hay que poder disponer de un verdadero pañol. Con todo ello cumple el C38.
Vamos por partes. La versión en que navegamos era la de tres cabinas y un baño, pero puede optarse por tres cabinas (una en proa y dos en popa) y dos baños (uno común para las dos cabinas de popa). La otra opción –y la que preferimos en un 38 pies— es la de dos cabinas y uno o dos baños, dejando un gran pañol a popa babor para estiba de velas, pertrechos, etc. Esto permite, además, ampliar la cocina hacia popa con un frigorífico adicional de 35 litros (1.450 euros), lo que en cruceros largos es sumamente importante.
En el salón, a toda la manga, dos aspectos a destacar: la mesa de cartas situada en el mamparo de proa, pequeña pero suficiente para albergar la electrónica básica y un portátil –las mesas de cartas como tales no tardarán en desaparecer–, y la robusta mesa del salón rodeada por un sofá en U que, gracias a un ingenioso sistema de despliegue, sortea el puntal del palo y se convierte en una mesa capaz para ocho comensales. Otro diez. De serie es fija, y opcionalmente es abatible de manera que puede convertirse en una tercera o cuarta cama doble (2.000 euros): un opcional al que tampoco renunciaríamos, especialmente si hemos escogido la versión dos cabinas.
Los pesos están bien distribuidos, con los depósitos de agua y diésel en proa y opcionalmente otro de agua a proa bajo la cama, importante, si queremos el barco para cruceros largos.
Nada que decir respecto a la estiba en el salón, que dispone de armarios altos en cada banda con estanterías detrás y cofres tras las banquetas.
En la cabina del propietario, en proa, la cama mide 1,73 x 2 metros mientras que las de popa miden 1,50 x 2 metros, lo que no está nada mal para esta eslora.
Otros aspectos a destacar son el aprovechamiento de cada centímetro, lo que se hace visible en las cabinas que usan los costados para colocar estanterías es la calidad de la carpintería, con entregas redondas, sin aristas, pasamanos sólidos, cajones con freno, bisagras de calidad, topes en las puerta…
En suma un interior luminoso, con altura en todas partes, con cabinas muy grandes para esta eslora, y bien organizado para contener todo lo que se requiere en navegación de crucero.
Navegar a placer
Navegamos en el Bavaria C38 con un viento de 10 nudos, mayor y génova Elvstrom especiales para Bavaria, y la versión de calado estándar profundo de 2 metros.. Con este viento ceñíamos a 5,5 nudos, el barco se asentaba bien sobre el costado y las ruedas se mostraban sensibles aunque no lábiles, lo suficientemente firmes para percibir el más pequeño tirón de la única pala de timón pero sin obligar a estar continuamente trabajando la rueda. La gran mayor, por otra parte, le confiere un punto de ardiente que se agradece. Con el genaquer navegando entre 90º y 120º alcanzamos los ocho nudos con un viento real de 12,5 nudos, unas prestaciones satisfactorias para este barco que, aunque ligero por su construcción en sándwich laminado a mano, desplaza más de nueve toneladas en rosca.
La posición a la rueda del Bavaria C38 es cómoda y, aunque nosotros preferimos siempre los winches a mano del timonel, el hecho de que estuvieran adelantados no era inconveniente ya que siempre se cuenta hoy en día en caso de navegar solos, como hemos dicho, con la ayuda del piloto automático.
Otro aspecto que nos gusta es que toda la maniobra corre sobre la cubierta del tejadillo, bien visible, una cubierta por otra parte muy plana y con escotillas enrasadas lo que facilita el trabajo en el pie de palo, excelentemente bien organizado.
La unidad en que navegamos equipaba el motor Yanmar de 40 Hp y hélice de dos palas, que nos proporcionaba una velocidad de crucero de 6,2 nudos a 2.200 rpm y una máxima de 7,4 nudos al tope de 2.960 vueltas que permitía el motor.
Al final de la jornada nos quedamos con la impresión de haber navegado en un crucero noble con una maniobra bien organizada y fácil, que podíamos adaptar sin problemas a nuestras preferencias, responsivo, con un comportamiento frente a la ola firme gracias a la forma de su proa, y estable.
Eso sí, con algunos opcionales que prácticamente todos los futuros propietarios querrán incorporar, como además de los mencionados más arriba el molinete de anclas o la hélice de proa, y que deberán considerarse a la hora de elaborar el presupuesto. Aún así, el Bavaria C38 es un modelo muy competitivo en precio y con unas prestaciones en habitabilidad y confort propias de un barco de mayor eslora.
Fuente: Náutica y Yates