Una embarcación de 65 metros de eslora, construida con maderas nobles, y que tiene casi 100 años. A pesar de su edad, es conocido como el velero más bello del mundo, lleva 16 miembros de tripulación y tiene capacidad para 11 personas en sus seis camarotes
Existen muchas historias de maldiciones marítimas, algunas nacidas de antiguas supersticiones y otras basadas en hechos reales. Tal es el caso del protagonista de hoy: el velero Creole, una embarcación de 65 metros de eslora, construida con maderas nobles, que roza ya el siglo de antigüedad. A pesar de sus años, es considerado por muchos como el velero más bello del mundo. Cuenta con una tripulación de 16 personas y puede alojar a 11 pasajeros distribuidos en seis camarotes de lujo.
La leyenda negra del Creole comenzó desde el mismo día de su botadura. La tradicional ceremonia de romper una botella de champán contra el casco requirió tres intentos fallidos, algo que para los marinos más supersticiosos ya era señal de mal augurio.
Esta majestuosa goleta fue el escenario de la luna de miel de los reyes eméritos de España, Juan Carlos y Sofía. La travesía comenzó en el Mediterráneo, con escalas en Italia, Mónaco y España, y luego continuó hacia la India, Japón y, finalmente, Estados Unidos, donde fueron recibidos por el presidente John F. Kennedy. Todo parecía de cuento… pero la realidad fue muy distinta. Días antes del enlace, el rey Juan Carlos sufrió una fractura de clavícula, por lo que pasó toda la luna de miel con el brazo enyesado. Durante la travesía, el yeso se adhirió tanto a su piel que la reina Sofía tuvo que arrancárselo a trozos, provocándole un dolor considerable.
Años más tarde, en 1970, Cloris Lamberg, tercera esposa del armador Stravos Niarchos, murió a bordo en circunstancias poco claras. Aunque la versión oficial habló de una sobredosis, muchos sospecharon que pudo tratarse de un asesinato. A raíz de este escándalo, Niarchos decidió vender el Creole al gobierno holandés, que lo transformó en buque escuela y centro de rehabilitación para jóvenes con adicciones.
En 1982, el velero fue adquirido por el magnate de la moda Maurizio Gucci, quien invirtió una auténtica fortuna en su restauración. Pero el destino parecía no soltar a la embarcación: años después, Gucci fue asesinado por su exesposa, la ya célebre Patrizia Reggiani.
A pesar de todo, su hija Alegra Gucci decidió conservar el velero, que permanece amarrado por largas temporadas en las Islas Baleares. Actualmente, se puede alquilar por 250.000 euros a la semana.
Eso sí… con todo su esplendor e historia, la pregunta inevitable es:
¿quién se atreverá a navegar en el velero más hermoso… y tal vez el más maldito del mundo?
Fuente y fotos: Pasión por el Mar