El huracán Ian arrasó el miércoles esta urbe habitada en gran parte por estadounidenses de clase acomodada y aficionados a la navegación recreativa.
Muchos de ellos buscan hoy sus yates por las calles, antes impecables y ahora devastadas desde que el mar entrara violentamente en la ciudad junto con los vientos de más de 240 km/h del ciclón de categoría 4.
Hasta ahora, en toda la zona afectada de Florida se habla de diez muertos, pero se teme que la cifra aumente.
En Fort Myers, el nivel del agua llegó a alcanzar los 3 metros de altura, causando una inundación masiva que arrastró costa adentro todo tipo de objetos, vegetación, mobiliario urbano, vehículos e incluso animales marinos.
Además de barcos recreativos encallados, en las avenidas de Fort Myers hoy se pueden ver vehículos volcados, palmeras arrancadas de cuajo y grandes charcos con algún que otro pez atrapado.
Muchos semáforos están derribados y los que se mantienen en pie no funcionan, ya que no hay electricidad en varios kilómetros a la redonda.
Y las tiendas, supermercados, gasolineras y restaurantes que no han quedado destruidos están cerrados.
Los habitantes de Fort Myers aseguran que nunca habían experimentado nada igual y el sheriff del condado de Lee, al que pertenece la ciudad, cree que puede haber “cientos de víctimas mortales”.
Fuente: BBC Mundo