Por cuarto año consecutivo, organismos internacionales advierten que el Río de la Plata enfrenta un alto riesgo de sequía, con niveles de agua cada vez más bajos y un panorama incierto marcado por los efectos del cambio climático
El más reciente informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) vuelve a ubicar al estuario entre los sistemas hídricos más comprometidos de Sudamérica. Según el reporte, las cuencas del Plata y del Amazonas muestran una reducción sostenida en el almacenamiento de agua, lo que evidencia que la sequía iniciada en 2020 aún no logra revertirse.
El estudio también detecta niveles muy por debajo de lo normal en embalses del sur de Brasil y en otros sistemas fluviales del continente, confirmando que la variabilidad climática está alterando de manera severa los patrones de lluvia y caudales.
Para Juan Borús, investigador del Instituto Nacional del Agua (INA), el comportamiento de la Cuenca del Plata “es una de las expresiones más visibles del cambio climático en la región”. El especialista advierte que los ríos alternan entre bajantes extremas y crecidas repentinas, sin transiciones intermedias, lo que complica cualquier tipo de pronóstico confiable.
Durante los últimos seis meses, la Prefectura Naval Argentina (PNA) registró varios episodios con niveles negativos del Río de la Plata, aunque en mayo se observó un repunte temporario de hasta 3,30 metros. Borús señala que esta oscilación irregular también se repite en los ríos Paraná y Paraguay, fundamentales para el equilibrio del ecosistema del Plata.
El Instituto Internacional para el Clima y la Sociedad de la Universidad de Columbia proyecta más de un 50 % de probabilidad de que se consolide el fenómeno La Niña durante el verano, lo que podría agravar el cuadro de sequía.
No obstante, Borús aclara que “las condiciones regionales pesan más que las globales” y que, pese a algunas lluvias dispersas, el río Paraná continúa con caudales bajos, aunque muestra una leve tendencia ascendente.
“Estamos en un escenario donde las lluvias intensas pueden aparecer incluso en contextos de sequía. Es un síntoma claro de la nueva normalidad climática”, concluye el especialista.
Fuente: Data Diario