Naufragio del Endurance en 1914

Continúan los intentos de localizar y devolver a tierra firme al barco que, en 1914, fue aplastado y hundido por el imbatible hielo marino.

En 1914, a la vez que Reino Unido entraba de lleno en la Primera Guerra Mundial, el explorador Sir Ernest Shackleton emprendía uno de los viajes más complicados de la historia. Lo hacía a bordo del barco Endurance, cuyo nombre en español significaría “Resistencia” y que zarpó del puerto de Plymouth, en Inglaterra, con la Antártida como destino final. Veintiocho tripulantes se embarcaron en una travesía llamada Expedición Imperial Trans-Antártica, cuyo fin ideal era el de lo que nadie había hecho nunca antes: atravesar el continente helado de costa a costa. Pero ni Shackleton y ni sus hombres se esperaban de este gigante reto que serían testigos del naufragio más impresionante e inalcanzable de la historia.

Pocos días después de que comenzara la travesía, el Endurance quedó atrapado entre bloques de hielo. A ello se le sumaron los fuertes vientos, que comprimieron el barco hasta aplastarlo y, finalmente, se hundió en noviembre de 1915. Afortunadamente, Shackleton logró mantener a sus hombres con vida, pues les guió hacia un lugar del que fueron rescatados eventualmente por parte de un rompehielos de la Armada chilena que, a diferencia del que tripulaban, sí era capaz de navegar por aquellos fríos paisajes.

Hoy el gran navío continúa sumergido a 3.000 metros de profundidad en algún punto de aquel confín del mundo, pero no es esta distancia lo que dificulta a los expertos el dar con él y devolverlo a Tierra. Desde que se produjera el gran naufragio, se han sucedido los intentos de hallar y rescatar al Endurance, pero todos han sido fallidos debido al principal y aparentemente imbatible obstáculo: el hielo marino. Los bloques congelados que redujeron a añicos al buque, para después romperlo y hundirlo, es el mismo que actualmente lo cubre y lo sepulta. Por tanto, su rescate resulta, en palabras de Mensun Bound, arqueólogo marino que está a punto de emprender un nuevo proyecto de búsqueda, “bastante desalentador”.

En conversación con la BBC, Bound lanza la gran pregunta: “¿Qué significaría encontrar el Endurance? Esta es la mayor búsqueda de naufragios que alguien puede emprender. No habría nada mejor que localizarlo, o de lo contrario mi vida iría cuesta abajo”. El arqueólogo forma parte del “Endurance22″, proyecto organizado por el Fideicomiso del Patrimonio Marítimo de las Malvinas y parte de Ciudad del Cabo. Junto a él, el equipo está formado por otros veteranos, pues todos son figuras clave que en algún momento han estado bastante cerca de dar con los restos del navío.

Por tanto, y como la clave reside en la experiencia, el proyecto lo organizan sabiendo qué errores no deben cometer. Operando desde el Agulhas II, barco de investigación, desplegarán un vehículo autónomo submarino para inspeccionar. Todo ello, “con la contingencia de que si nos topamos con condiciones de hielo realmente severas, podamos recuperarlo”, explica el líder de la expedición, John Shears, a la BBC.

Así, este aparato, llamado Saab Sabertooth, estará conectado a través de un cable de fibra óptica y, de atisbar los restos del Endurance, se procederá inmediatamente a la documentación. “Si aparece el objetivo cerca del vehículo podemos, con solo presionar un interruptor, volar como un dron hacia el objetivo para verificarlo una segunda vez”, añade el experto. Un proyecto vertiginoso, complejo, casi inalcanzable, pero que no se rinde sea por la posibilidad de conseguir el objetivo, o por la belleza que ofrece el mero intento.

Fuente: La Razón España

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