Velero Américo Vespuccio

El velero insignia de la Marina Militar italiana en 22 meses tocará 31 puertos, 29 países y 5 continentes. Durante el viaje, el “barco más bello del mundo”, botado en 1931, se convertirá en embajador del Made in Italy

El Amerigo Vespucci, buque escuela de la Armada Italiana, definido en varias ocasiones como el más bello del mundo y, en cualquier caso, uno de los veleros más grandes que existen en la actualidad, zarpó el 1 de julio para dar la vuelta al mundo.

En el velero hay una sala de coordinación en la que participan todos los ministerios interesados. Sin dudas será el Sistema Italia en movimiento. Durante el viaje, el velero -el buque más antiguo de la Marina italiana, construido y equipado íntegramente en el Regio Cantiere Navale di Castellamare di Stabia – se convertirá en embajador del Made in Italy. En las escalas más significativas se instalarán verdaderas “aldeas italianas” para presentar productos de fabricación italiana. La Presidencia del Consejo de Ministros participa del proyecto, auspiciado por el Ministro de Defensa, Guido Crosetto.

El miércoles 6 de junio de 2023, el presidente del Comitato de La Spezia (ciudad de la región Liguria) de la Società Dante Alighieri, Carlo Raggi, entregó la bandera de la Società Dante Alighieri al contralmirante Luigi Romagnoli, comandante del buque, para su viaje desde el puerto de la ciudad ligure.

El viaje, que durará unos dos años, llevará el estandarte de la Società Dante Alighieri a bordo del prestigioso buque escuela, orgullo de la Marina italiana en el mundo y embajador de UNICEF.

El proyecto ha sido ideado por el Comitato de La Spezia de la Società Dante Alighieri, que cuenta con una larga historia de cooperación con la Marina italiana, colaboración que empezó con la botadura de la Regia Nave Dante Alighieri, un acorazado que recibió la bandera de combate en la rada de La Spezia el 26 de enero de 1913 de manos de la señora Ildegarda Occella, entonces presidente del Comitato de la Dante.

La bandera de la Dante en el buque más representativo de la Marina italiana promueve el italianismo a nivel mundial y será izada en lo alto en uno de los tres mástiles, cada vez que el buque atraque en los puertos previstos para la larga travesía que tiene como primer puerto Montecarlo, seguido por Tenerife (España), Cartagena de Indias (Colombia), Río de Janeiro (Brasil), Montevideo (Uruguay), Buenos Aires (Argentina), Valparaíso (Chile), Guayaquil (Ecuador), Panamá (Panamá), Tokio (Japón), Manila (Filipinas) y Chipre entre otros.

El buque Amerigo Vespucci relatará de Italia, su arte, su cultura, su historia, su gastronomía, su ciencia, su investigación, su tecnología, su industria; este conjunto de productos y servicios que hace del nombre Italia uno de los más evocadores en el mundo.

El Made in Italy tiene un significado a nivel mundial, pero no solo para los italianos, para este Gobierno o para los diez que le precedieron, sino porque el nombre Italia evoca el Colosseo, Rafaello, Leonardo, pero también Armani y Ferrari. Un conjunto de bienes que llevan unido a ese nombre el sentido de la belleza, la cultura y la historia, la capacidad de mirar al futuro.

La iniciativa conjugará la tradicional actividad formativa de los cadetes oficiales con la promoción de las excelencias italianas en los puertos que el velero tocará.

La tripulación está compuesta por doscientos sesenta y cuatro militares, a los que se suman los cadetes y el personal de apoyo de la Academia Naval, superando así los cuatrocientos.

El Made in Italy pierde 70.000 millones de euros por año a causa del ‘parece italiano’. Según un estudio de The European House-Ambrosetti, el daño causado por las imitaciones, como el parmesano y compañía, es más insidioso que las falsificaciones, porque los consumidores compran pensando de estar adquiriendo un producto italiano.

Si los productos Made in Italy que se compran en el mundo fueran todos realmente italianos, las exportaciones agroalimentarias pasarían de los 50.100 millones de euros actuales a casi 130.000 millones. Si además se sustituyeran los productos falsificados, la cifra superaría los 150.000 millones.

En la práctica, las exportaciones agroalimentarias podrían multiplicarse por tres, con enormes ventajas para los agricultores, las industrias transformadoras y la economía italiana en su conjunto.

Según la OCSE (Organización para la Cooperación y el desarrollo económicos), 6 de cada 10 falsificaciones fueron a parar a consumidores que sabían que estaban comprando productos falsos. El resto terminó en las manos de quienes creían estar comprando originales y, a menudo, si el producto está bien falsificado, pueden no darse cuenta, incluso después de la compra, de que el producto no es original.

Los productos falsificados y pirateados que infringen los DPI (Dispositivos de protección individual) de los propietarios italianos proceden principalmente de China, Hong Kong y Turquía.

Aunque Italia también “presume” de una producción “local” de falsificaciones. Pero, ¿qué consecuencias tiene todo esto para la industria, las cadenas de producción y el empleo?

El costo pagado injustamente por los consumidores italianos en la creencia de haber comprado un producto auténtico ascendió a casi 8.300 millones de euros. El perjuicio para los mayoristas y minoristas italianos ascendió a casi 8.000 millones de euros. Para las empresas “víctimas” de la violación de marcas y patentes, el perjuicio asciende a 24.000 millones de euros, lo que supone la pérdida de 88.000 puestos de trabajo fijos sólo en Italia.

Fuente: Diario de Época

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