Cada vez son más los casos que se repiten en la primera y segunda sección
Si bien no existen datos oficiales, las denuncias de robos de embarcaciones han sufrido un aumento exponencial en los últimos meses. Principalmente casos que se dan en las islas del delta, tanto en la primera como en la segunda sección.
Testimonios recabados por Comunidad Náutica con algunas compañías de seguros que operan en la náutica, nos manifestaban que las denuncias de robos de clientes se ha incrementado en algunos casos, en un 100%.
La redes sociales, con altísima inserción en la sociedad en estos tiempos, también se encargan de difundir estos hechos que lamentablemente se repiten durante todos los fines de semana. El último sábado se supo del robo de una lancha Eclipse 21 Cuddy con un motor Mercury 2 Tiempos de 200 HP. La misma se encontraba amarrada en la zona del Río Capitán y Paraná de las Palmas.
Durante la semana conocimos el relato de un damnificado que nos contaba que una Bermuda Discovery 190 con un motor Mercury 4 tiempos de 150 HP fue sustraída desde un muelle de una casa en el Paraná Miní, muy cerca del Arroyo Chaná.
Hace pocos días también, se conoció el caso de robo de una lancha Canestrari 160 que estaba equipada con un motor Yamaha de 90 HP. El hecho sucedió en la zona del Río Sarmiento e intersección con el Río San Antonio.
Y así, la lista es extensa. Todos los fines de semana se conocen nuevos casos de hurto, principalmente durante la noche y de lanchas amarradas a flote en muelles de ríos y arroyos principales.
Dinámica de los robos
Por lo que se va conociendo de los testimonios de damnificados, las lanchas sustraídas en su mayoría son con motores fuera de borda. Los mismos son vendidos a desarmaderos para luego comercializar sus partes como repuestos en el mercado negro. Vale recordar, que los motores cuentan con un número de serie, el cual figura en la matrícula de la embarcación que expide la Prefectura Naval Argentina, por lo que es muy difícil usar el motor tal cual fue robado.
Lo mismo sucede con los cascos de las embarcaciones que también cuentan con un número de serie inscrito en la matricula obligatoria para circular. Son desarmadas íntegramente y se venden sus partes por separado. Hay que tener en cuenta que ha aumentado el hurto de embarcaciones de alta gama, ya que el equipamiento que traen es muy costoso y eso se transforma en una tentación extra, además de los motores, para los delincuentes. Se comercializan en el mercado paralelo los stereos, parlantes náuticos, ecosondas, bombas de achique, herrajes, sistema de iluminación, tanques de combustibles, cerramientos, butacas, parabrisas, inodoros, accesorios, elementos de seguridad, hélices, etc.
La mayoría de las lanchas sustraídas se encuentran amarradas a flote en muelles y marinas sobre ríos y arroyos principales. En canales internos, suele ser un tanto más complicado sacar la lancha hasta ríos de escape y más si el muelle está muy adentro. Por la noche sueltan las amarras y en muchos casos las embarcaciones quedan a la deriva y se dirigen río abajo (unos 100 o 200 metros) donde son esperadas por los delincuentes que las enganchan a su embarcación y huyen con el motín remolcado.
En el siguiente video se observa como durante la noche llegan los delincuentes en una embarcación, cortan los cabos de la lancha amarrada y esperan que derive para luego llevársela.
Recomendaciones
Una de las sugerencias más importantes es contar con un seguro de la embarcación. Aunque parezca extraño, hay muchísimas embarcaciones de alta gama que no cuentan con seguro. Casi todas las pólizas y las principales compañías incluyen (como en los autos) la cláusula de robo total y en el caso de un hurto la embarcación está cubierta.
En el caso de pernoctar en una casa alquilada, parador o cabañas en el delta y que ésta tenga una cama levadiza, donde la embarcación no quede en el agua, es recomendable dejarla ahí.
Lo mismo, si el sitio cuenta con un canal transversal al río o arroyo principal, la sugerencia es amarrar la lancha ahí. Lo más lejos posible del curso de agua principal y en el lugar más angosto existente para que sea más dificultoso que los delincuentes lleguen con una lancha de apoyo para cortar los cabos.