Sistema de fondeo- ancla

Estamos casi en la temporada de verano, esa época que anticipa los futuros cruceros en tiempos estival y las permanencias más extensas en el barco. Las excursiones por el río y mar son cada vez más frecuentes, pero algún día lo tenemos que sacrificar para realizar los controles y mantenimiento del barco.  ¿Por qué no empezar desde la proa, justo desde el sistema de fondeo?

El buen funcionamiento de nuestro sistema de fondeo se inicia desde el control, limpieza y la verificación de todo el cajón que lo contiene.

Empezamos entonces removiendo el ancla y cadena. La mejor manera para realizarlo es amarrar la embarcación de proa y ordenar todo el equipo dentro de una caja de plástico grande y resistente sobre el muelle. De este modo, además de haber liberado espacio, podemos proceder al lavado toda la línea de anclaje con agua fresca.

Una vez limpia, procedemos a la inspección, metro a metro, de la cadena. Todos los enlaces son importantes, pero a lo largo de la “ruta” hay algunos puntos cruciales que deben controlarse con más cuidado. El primero es la conjunción entre el ancla y la cadena, a menudo hecha con un grillo. Si aprieta el tornillo, nivel de oxidación, estado general. Al observar lo primeros signos de desgaste, se deben reemplazar.

Cuidado con los falsos enlaces, son el clásico eslabón débil de la cadena. Se trata de los enlaces que habitualmente se utilizan para agregar porciones de cadena. Por lo general son menos longevos en la cadena, ya sea galvanizado o acero inoxidable.

Otro punto sobre el cual prestar la atención, es el sistema de cáncamo/grillo a través del cual la cuerda del ancla está unida a la embarcación. Una vez más se debe comprobar que no hay signos de hundimiento, y sobre todo, se tendrá que reemplazar el asentador textil que conecta el cáncamo al grillete. Es un tema de seguridad, ya que se puede cortar fácilmente en una condición nefasta y tener que deshacerse del ancla y la cadena, en caso de emergencia.

Después de lavar la cuerda del ancla y verificar todo, puede dirigirse entonces al cajón. También en esta zona lo primero que debe hacer es realizar un lavado a fondo para eliminar la arena, barro, algas y los residuos de agua salada (en el caso de uso en el mar). Lo más probable es que tendrá que limpiar los imbornales en la parte inferior del armario repitiendo varias veces la operación durante el lavado.

Cuando la limpieza ha finalizado, se debe inspeccionar el fondo y las paredes del cajón . Será normal encontrar pequeños arañazos, es decir, esas pequeñas grietas de los refuerzos y de los cáncamos de acero. Nada serio, al menos por lo general es el desgaste sufrido por el roce de la cadena. En días secos se puede proceder a corregir los más evidentes con masilla epoxy y luego gelcoat. A menos que algo más profundo no lo permita. En este caso, dada la particular posición de la proa, debe llamar a un técnico de confianza.

Y ya que tenemos el cajón libre y limpio, nada más sencillo que controlar el malacate del ancla. A menos que los problemas en el motor – y en ese caso cada uno contará con sus propias habilidades – será suficiente controlar el gipsy, a fin de comprobar que todos los dientes están intactos. A continuación, puede quitar la parte superior de la campana, se trate de un torno equipado con winch, o se trate de un sistema de bloqueo. Una vez abierta, la puede limpiar y lubricar con por ejemplo, WD-40.

Fuente: Todos los Barcos

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