Aniversario de la Hazaña antártica de la Corbeta ARA “Uruguay”

El 8 de octubre de 2023 se conmemoran 120 años de la histórica zarpada de la corbeta ARA “Uruguay”, al mando del entonces Teniente de Navío Julián Irízar, quien lideró la misión de rescate en la Antártida de la expedición sueca encabezada por el doctor Otto Nordenskjöld y en la que participaba un oficial de la Armada Argentina, el Alférez José María Sobral.

Esta misión, que tuvo lugar en 1903, quedó grabada en la historia como uno de los primeros y más destacados hitos a nivel mundial, simbolizando la valentía y solidaridad de la Armada Argentina en la salvaguarda de la vida humana en las aguas antárticas. Este evento adquirió una importancia vital para el país, ya que demostró al mundo nuestra capacidad de búsqueda y rescate en aguas antárticas y marcó el inicio de nuestra presencia permanente e ininterrumpida en el continente blanco, a través de la invernada del Alférez Sobral.

Desde sus comienzos, la Armada ha considerado la protección de la vida humana en el mar como uno de sus principios fundamentales. En cumplimiento de este compromiso, cada temporada de verano austral, la Armada Argentina lleva a cabo la Patrulla Antártica Naval Combinada (PANC) en colaboración con la Armada de Chile.

Esta operación tiene como objetivos la salvaguardia de la vida humana en el mar, la lucha contra la contaminación marina, el apoyo a buques en dificultades y el socorro al personal accidentado o enfermo en las bases antárticas, todo en conformidad con el Convenio Internacional sobre Búsqueda y Salvamento Marítimo de 1979 y en el marco del Tratado Antártico para la preservación del ecosistema.

La Expedición de Otto Nordenskjöld y el rescate en la Antártida

A finales de 1901, la expedición sueca dirigida por Otto Nordenskjöld, a bordo del buque “Antarctic” liderado por Carlos Larsen, partió hacia el continente antártico, un territorio aún inexplorado a principios del siglo XX. Antes de emprender la travesía, hicieron una parada en el puerto de Buenos Aires, donde el entonces Presidente Julio Argentino Roca (1898-1904/1880-1886) se reunió con la expedición y les proporcionó carbón, agua y las herramientas necesarias para invernar durante un año. A cambio, debían incluir al Alférez de Marina argentino José María Sobral en su equipo.

Así, partieron rumbo a la Antártida. Después de desembarcar a Nordenskjöld, Sobral y cinco científicos en la Isla Cerro Nevado, el buque de Larsen se dirigió a las zonas de Malvinas y Tierra del Fuego para realizar actividades de caza, reparaciones y reabastecimiento. Al año siguiente, el “Antarctic” emprendió su viaje de regreso hacia la actual base Marambio.

Sin embargo, los hielos marítimos cerraron el acceso al punto de encuentro acordado. Tres de sus tripulantes desembarcaron en lo que hoy se conoce como Bahía Esperanza para intentar llegar por tierra y comunicar la situación del buque a la Expedición de Nordenskjöld. Un problema adicional surgió cuando encontraron la bahía inundada, lo que dificultó aún más su avance a pie. La fuerza de los hielos terminó por destruir y hundir el “Antarctic”, obligando a la tripulación de Larsen a naufragar y buscar refugio en la pequeña isla Paulet.

La fecha límite para el rescate pactado se acercaba sin noticias. Esto representaba un peligro para los expedicionarios y la tripulación del navío noruego. El Gobierno de Suecia emitió una alarma internacional el 30 de abril de 1903, y la Armada Argentina se ofreció de inmediato para ayudar, habiendo ya comprometido su apoyo a la expedición debido a la presencia de uno de sus hombres en el equipo.

A pesar de no contar con un rompehielos ni experiencia en la Antártida, la Armada Argentina preparó la corbeta ARA “Uruguay” para zarpar desde Dársena Norte. Se modificó su planta propulsora, se reemplazaron los motores por los de un destructor, se aumentó su capacidad de carga, se reforzó el casco, se realizaron cambios en los mástiles y las velas, se añadieron protecciones en proa y popa para evitar el impacto del mar en las cubiertas, se duplicaron los timones y se acondicionó la calefacción necesaria para la tripulación del Teniente de Navío Julián Irízar, designado para esta misión.

El 8 de noviembre, la corbeta “Uruguay” se adentró en la Antártida y avistó una carpa entre los hielos, cerca de la actual base Marambio. Irízar decidió desembarcar y se encontró con dos hombres de la expedición sueca, con quienes se dirigió por tierra hacia Cerro Nevado para reunirse con Nordenskjöld y el resto de su equipo. Mientras tanto, la corbeta llegó navegando bajo el mando de su Segundo Comandante.

El Alférez Sobral, con lágrimas en los ojos, relató posteriormente la emoción que sintió al encontrarse con Irízar y al ver la “Uruguay” llegando con el pabellón nacional ondeando en lo alto.

Mientras tanto, la dotación del “Antarctic” seguía sin dar señales. Sin embargo, esa misma noche, Larsen llegó a Cerro Nevado en bote con cinco de sus hombres, sin conocer la presencia del navío argentino. Los expedicionarios, la tripulación de la corbeta y el pequeño grupo del “Antarctic” cargaron los materiales y las muestras científicas recogidas durante dos años y se dirigieron hacia la Isla Paulet, donde se reunieron con el resto de la tripulación de Larsen.

El 2 de diciembre de 1903, finalmente, arribaron a Dársena Norte a bordo de la corbeta, dos años después de la partida del buque polar hacia la Antártida. La Armada Argentina había logrado con éxito y orgullo su primer rescate en el continente blanco. Hoy en día, este evento se recuerda como el inicio de una fuerza naval marcada por la salvaguarda de la vida humana en las aguas antárticas, reflejada cada año en el trabajo incansable de los marinos que patrullan nuestra soberanía.

Vicealmirante Julián Irízar

Julián Irízar, nacido el 7 de enero de 1869 en Capilla del Señor, una ciudad en el noreste de la Provincia de Buenos Aires, ingresó a la Escuela Naval Militar a la temprana edad de 15 años debido a su fuerte convicción. A los 20 años, recibió sus jinetas de Alférez de Navío y fue asignado al crucero “Libertad”.

Su carrera militar fue destacada y de rápido ascenso, sirviendo a su Patria durante 48 años y participando en la Plana Mayor de casi todos los buques de la Armada. Su valía fue tan notable que llegó a comandar la Escuadra de Mar y desempeñó un papel pionero en la modernización de la Marina de Guerra argentina para los años venideros, alcanzando finalmente el grado de Vicealmirante.

En homenaje a su valentía y contribución, el rompehielos de la Armada Argentina lleva su nombre y está actualmente llevando a cabo la Campaña Antártica de Verano 2023/24, siendo considerado un buque antártico por excelencia.

Construcción de la Corbeta “Uruguay”

La corbeta ARA “Uruguay” se unió a la Armada Argentina en julio de 1874. Fue construida en los astilleros Cammell Laird Brothers de Birkenhead, en el Reino Unido, junto a su unidad gemela, la corbeta ARA “Paraná”. Ambas embarcaciones fueron financiadas con fondos de la Ley de Armamentos promulgada en 1872.

Estos buques representaron los primeros barcos de hierro y vapor adquiridos durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento. A lo largo de su historia, la corbeta “Uruguay” desempeñó una serie de roles, incluyendo ser buque escuela, aviso de escuadra, explorador, transporte, buque hidrográfico, balizador, depósito, pontón, polvorín flotante y museo. Como Buque Escuela, fue un precursor de la corbeta “La Argentina”, la fragata ARA “Presidente Sarmiento” y la fragata ARA “Libertad”.

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