Lo hemos dicho muchas veces, un incendio que se apodera de una embarcación es la “peor catástrofe” de todos los navegantes y, desgraciadamente, cada año son muchas las embarcaciones que tienen que enfrentarse a este tipo de accidentes que, sin embargo, en la mayoría de los casos son fácilmente evitables.
En estos casos, la diferencia entre la vida y la muerte es a veces una cuestión de detalle, que depende de la preparación de la tripulación para hacer frente a la situación concreta y, sobre todo, del equipo de a bordo. Un incendio, independientemente de cómo se desencadene, de las sirenas a bordo que lo anuncien, de los espías y controles que se activen, siempre aparece por sorpresa a la tripulación, que no está preparada para reaccionar ante el fuego y, sobre todo, ante el pánico.
Dos acciones preventivas son esenciales: la atención a los posibles desencadenantes y la formación específica.
En este artículo dedicado a la prevención de incendios a bordo, veremos algunos consejos y comprobaciones a realizar antes de zarpar.
Los incendios a bordo suelen deberse a problemas eléctricos.
El cableado de la embarcación debe revisarse cuidadosa y periódicamente.
Preste atención a la corrosión y a la integridad de los cables: el óxido y/o los daños en los conductores provocan un aumento de la resistencia eléctrica y, en consecuencia, una mayor tensión en los generadores y el consiguiente sobrecalentamiento.
Si el diámetro de los conductores disminuye, la resistencia disminuye, el calor desarrollado por los cables aumenta, y también los riesgos de rotura, chispas y fusión de plásticos.
El sistema de refrigeración del motor debe ser eficiente y debe ser revisado antes de empezar a navegar, al igual que el combustible debe ser almacenado correctamente, en contenedores adecuados.
El punto de inflamación del gasoil es superior a los 200°C, pero este combustible puede encenderse incluso a 58°C, quizás goteando sobre un silenciador o una parte caliente del motor.
En el caso de la nafta los valores son más bajos, por lo que hay que tener cuidado con las fugas, las juntas del motor y del carburador y los depósitos.
Para las embarcaciones que usan gas, haga revisar la línea de gas a bordo y cuando cocine nunca, bajo ninguna circunstancia, deje las ollas desatendidas en la cocina. Si no está cocinando, corte físicamente el suministro de gas utilizando las válvulas de gas.
Tenga mucho cuidado con las servilletas, toallas u otros materiales inflamables en la cocina, sobre todo cuando hay marejada y todo se sale de su lugar por el movimiento del barco.
Es muy importante tener a mano mantas ignífugas, que deben estar presentes cerca de la cocina (compruébelo antes de cocinar) y nunca apague el aceite quemado con agua.
La navegación es diversión, pasión, aventura, pero en todo esto nunca hay que distraerse y siempre hay que prestar atención a lo que se hace y cómo se hace.
Se recomienda no fumar bajo cubierta, un cigarrillo mal apagado o una vela encendida, en general cualquier llama abierta, puede ser letal, los barcos en el agua siempre están en movimiento, y con ellos todo lo que hay en ellos.
Estadísticamente, estas situaciones no son de las más peligrosas, pero basta una vez, un descuido para perderlo todo y arriesgar la vida.
Cuando se produce un incendio a bordo, por el motivo que sea, sólo tenemos unos instantes para apagarlo antes de que se extienda, por lo que no hay que subestimar cada uno de los consejos y precauciones que hemos enumerado.
Como en muchas otras situaciones de la vida, siempre es mejor prevenir que curar.
Fuente: Revista Todos los Barcos