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ROSARIO – LAS FIESTAS ELECTRÓNICAS QUIEBRAN LA TRANQUILIDAD DE LAS ISLAS DEL PARANÁ

Fiestas electrónicas - Garden Islands Rosario

AVISO CEFIRO VENTILADORES

Los habitantes de la zona temen por la contaminación auditiva y el peligro en la navegación. Se viene un nuevo festejo.

Vecinos del Paraná Viejo están en alerta. La publicidad de una fiesta electrónica en uno de los paradores de las islas prevista para mañana amenaza sus planes de pasar un fin de semana largo en la tranquilidad del humedal. La celebración, advierten, no solo produce contaminación auditiva en un ambiente protegido, sino también vuelve peligrosa la navegación en la zona.

La realización de fiestas más o menos masivas en los paradores isleños no es un fenómeno nuevo, pero la actividad se incrementó notablemente durante el verano del año pasado, cuando las restricciones para evitar contagios de Covid-19 fueron estrictas con la actividad nocturna en lugares cerrados.

En noviembre del año pasado, en pleno periodo de aislamiento social, preventivo y obligatorio, las redes viralizaron las imágenes de cientos de jóvenes bailando sin ningún tipo de cuidado en el delta, del otro lado del Paraná.

Ese mismo año, Prefectura Naval anunció que se reforzarían los controles de alcoholemia tanto en el río como a la salida y al regreso de las guarderías náuticas para evitar que se navegue habiendo consumido bebidas alcohólicas.

Sin embargo, según advierten los vecinos de la plácida zona del Paraná Viejo, los operativos de fiscalización son mínimos para la magnitud que tiene el problema.

La historia se repite

El malestar en la zona creció esta semana cuando se empezó a promocionar la realización de una fiesta electrónica mañana, a las 13. “Waves” es el nombre con el cual el bar de playa Garden promociona la actuación de Matías Sundblad, Londongroup, Sergio Saffe y Ale Scocco.

“El Paraná viejo fue tradicionalmente una zona tranquila, muy familiar, estos megaeventos avasallan todo”, argumenta un vecino que hace tres años decidió levantarse en rancho en la zona y acepta hablar después de que se le garantiza que no será identificado.

Molesto por el “descontrol” que ronda a los paradores, advierte que las fiestas suelen ser masivas y que convierten a la isla en “tierra de nadie”.

Otra mujer que lleva varios años en la zona recuerda que “el territorio del delta es un humedal protegido, pero Entre Ríos no tiene una postura firme ni clara para ordenar las actividades que pueden desarrollarse”, por ejemplo la realización de fiestas donde se escucha música a altos volúmenes, afectando a la fauna del lugar.

Para otro antiguo habitante de la zona, “el problema no es la música electrónica”, sino el “consumo excesivo de bebidas alcohólicas y la forma en que después se conducen yates, lanchas y motos de agua” que circulan por el río como si lo hicieran en una pista de carreras.

En la zona sobran las anécdotas sobre siniestros recientes: a una vecina le chocaron la lancha que estaba amarrada al muelle, otro vecinos vio como su muelle caía por el empuje del agua que hacía un yate a circular a gran velocidad por la zona, a otro las olas le hundieron la embarcación. Los controles de alcohol en esa zona del río, “brillan por su ausencia”, afirma.

Una gran molestia

“Esta zona es un lugar privilegiado, a donde la gente viene a disfrutar del paisaje, de la naturaleza y la tranquilidad. Estas fiestas trastocan absolutamente ese ambiente”, suma otra vecina del Paraná viejo.

Según describe, la afluencia de gente empieza al mediodía, cuando en ese brazo del río ahora con escasa profundidad por la bajante “se produce un desfile de embarcaciones”. Sin embargo, aclara, la peor parte llega entrada la noche y casi sobre la madrugada cuando la gente empieza a regresar a su casa.

“Ahí se produce un descontrol, porque la bebida alcohólica circula como agua y cuando vuelven, las embarcaciones están cargadas de jóvenes y circulan a toda velocidad”.

Tal es la afluencia de lanchas y yates, afirma, que el parador abrió un canal perpendicular al río, una suerte de embarcadero, para que puedan estacionar con más comodidad “porque el espacio de frente les queda chico”, dice y advierte sobre el impacto ambiental que tiene el movimiento de tierra y la apertura de canales.

Quince paradores

La habilitación y fiscalización de los paradores del delta es jurisdicción del municipio de Victoria, Entre Ríos. Según explicaron desde la Municipalidad de la localidad vecina, este año se habilitaron quince paradores en los humedales bajo su jurisdicción.

“Todos los paradores pasaron las revisiones técnicas, pueden operar”, afirma el asesor legal de la localidad vecina, Elías Ruda, y apunta que se preparan para recibir una gran afluencia de visitantes a las islas durante este verano.

El funcionario precisa que “en principio no está prohibida la realización de fiestas en la isla”. Y si bien tienen que solicitar un permiso para esta actividad “es algo tributario para que paguen un porcentaje de las entradas”.

Aun así reconoce que los bares de playa habitualmente funcionan con gran afluencia de personas, y “generalmente, no advierten que van a hacer alguna actividad especial”.

Fuente: La Capital Rosario

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