XVI Copa del Rey de Barcos de Época 2019
XVI Copa del Rey de Barcos de Época 2019

XVI Copa del Rey de Barcos de Época - Menorca 2019 - Primer día

Compartimos estas imágenes del primer día de Regatas de la  XVI Copa del Rey de Barcos de Época celebrada en Menorca. El material fue generado y compartido con Comunidadnautica por TacticAudiovisual de España.

 Primera regata

La embarcación francesa (1913) se impone al Chinook (1916) y al Marigan (1898) en la prueba inaugural de la regata organizada por el Club Marítimo de Mahón. Cippino (1949), en Época Bermudiana; Argos (1964), en Clásicos, y Calima (1970), en Espíritu de Tradición, confirman su condición de favoritos.

Cippino (1949), en Época Bermudiana; Olympian (1913), en Época Cangreja; Argos (1964), en Clásicos, y Calima (1970), en Espíritu de Tradición, se colocaron hoy al frente de la clasificación general de la XVI Copa del Rey de Barcos de Época que organiza el Club Marítimo de Mahón. La primera jornada de competición reunió a 44 embarcaciones de 11 países en el campo de regatas mahónes. Las cuatro clases realizaron un recorrido de 15 millas náuticas, con salida en frente a la fortaleza de La Mola y llegada en el interior del puerto de Mahón, tras doblar la Isla del Aire por estribor.

El anunciado viento del norte llegó puntual a su cita y permitió dar la salida de las distintas categorías al mediodía, dentro del horario previsto, con una intensidad de 8 nudos, que arreció a 12 en el momento en que los barcos más rápidos alcanzaron el ecuador de la prueba. Los tramos  de ceñida fueron los que ofrecieron más opciones, ya que tras la primera popa y el posterior través (los rumbos más rápidos) apenas fueron necesarias maniobras.

ÉPOCA BERMUDIANA

El barco argentino Cippino II, armado por Daniel Sielecki, corroboró su condición de “cabeza de serie” y se colocó en la primera posición de la clase Época Bermudiana, donde se dan cita los veleros anteriores a 1950 con vela triangular. Su renta en tiempo compensado sobre el segundo clasificado, el Sky Larck (1937) fue de más de tres minutos. El barco diseñado por German Frers es uno de los más competitivos de un circuito donde el nivel es altísimo. El Comet (1946), armado por William Woodward Fisher, ocupa la tercera plaza provisional. El más rápido en tiempo real fue el Rowdy (1916), que invirtió dos horas y media en completar la travesía, pero cedió siete minutos al líder una vez aplicada la corrección.

ÉPOCA CANGREJA

El patrón Guillaume Fetas condujo al Olympian (1913) hasta la victoria en la que sin duda fue la regata más emocionante de la jornada. La embarcación francesa, con base en Marsella y que participó por primera vez en la Copa del Rey de Barcos de Época del año pasado, compite prácticamente en tiempo real con el Chinook (1916), al que venció por algo más de tres minutos en la línea de llegada y por dos minutos y cuarenta y seis segundos en compensado. Marigan (1898), de Tim Liesenhoff, el velero más antiguo de toda la flota, no pudo aguantar el ritmo impuesto por sus rivales y tuvo que conformarse con la tercera posición. En la clase Época Cangreja se miden las unidades anteriores a 1950 con aparejo trapezoidal.

CLÁSICOS

El Argos (1964) también ratificó su posición de favorito al ganar la regata en la categoría de Clásicos (barcos de madera o metal botados entre 1950 y 1975). El Holman & Pye de Bárbara Trilling, vencedor el año pasado, mantuvo su habitual lucha con el Giraldilla (1964), segundo clasificado, al que sacó seis minutos en compensado. El barco que perteneció a don Juan de Borbón y en el que el año pasado navegó Felipe VI -armado por Valle de la Riva- navegó siempre en la proa de su rival, pero no consiguió la ventaja suficiente. El Yanira (1954), cuyo patrón es el regatista menorquín Pepe Negrete, es tercero, con sólo dos segundos sobre el Galvana (1975), de los hermanos Pella, el primer Clásico en cruzar la línea de llegada.

ESPÍRITU DE TRADICIÓN

Ana Pujol y su tripulación del Calima (1970) pusieron rumbo a la que podría ser su duodécima victoria en la clase Espíritu de Tradición. La embarcación del Marítimo de Mahón, leyenda de la Copa del Rey de Barcos de Época, fue la primera en terminar a regata. Lohengrin (1974) y Legolas (1996) tendrán que hacerlo muy bien en las dos jornadas que restan si no quieren que el velero local, diseñado por Sparkman & Stephens, haga una nueva muesca en su increíble palmarés.

La Copa del Rey de Barcos de Época se reanudará mañana. El parte meteorológico anuncia viento flojo del noroeste. La organización confía en que las condiciones mejoren y permitan realizar la prueba prevista.

DECLARACIONES

ALEJANDRO GUASCH (PATRÓN DEL CALIMA): “Tras no haber podido participar el año pasado por problemas en el barco, este año hemos empezado muy bien”. “Hemos hecho una salida muy buena y prácticamente hemos estado delante en toda la regata”. “En esta primera jornada, nuestro rival más directo ha sido el Lohengrin”. “¿Si nos consideramos favoritos para el triunfo final? No, para nada, esto acaba de empezar”. “Sabemos que mañana habrá menos viento pero nuestro barco es bueno en la mayoría de las condiciones, vamos a salir a por todas”.

GERMÁN BINOCH (TRIPULANTE DEL CIPPINO): “Esta primera prueba ha sido rápida y divertida, pero nada fácil”. “Arrancamos con un viento de 12/13 nudos y con la flota muy agrupada, aunque pronto el grupo se fue distanciando”. “Esta es la quinta vez que esta tripulación toda de origen argentino, viene a competir aquí”. “Mañana tendremos las cosas más difíciles porque se anuncia menos viento y nuestro barco navega mejor con viento parecido al de hoy”.

GUILLAUME FETAS (PATRÓN DEL OLYMPIAN): “Hoy ganamos, sí, pero hay que esperar dos días más para saber el vencedor final”. “Hemos mantenido una bonita lucha en el mar con el ‘Chinook’, que, en principio iba por delante, aunque hemos podido remontarle”. “Estamos ilusionados porque mañana parece que habrá menos viento y nosotros navegamos mejor en estas condiciones”.

EDUARDO MÉNDEZ, (PATRÓN DEL ARGOS): “Ha sido una victoria muy trabajada porque hemos hecho una muy mala salida y después hemos debido forzar al máximo para remontar”. “El Giraldilla ha regateado bien y nos ha puesto las cosas difíciles”. “El ‘Yanira’ y el ‘Galvana’ también serán rivales directos para el triunfo final”.

Mucho más que una regata

¿Por qué competir con un barco clásico pudiendo hacerlo con uno moderno de fibra? La respuesta a esta pregunta variará entre quien no le vea sentido porque su única perspectiva es la velocidad y quien haya tenido la ocasión de navegar en un barco de época. Este último contestará, casi con toda seguridad, que embarcarse en un velero de madera cuya botavara sobresale dos metros por la popa es algo “especial e incomparable”; hablará del “arte” de navegar y se remitirá a la intangible “sensación” de surcar las olas a bordo de una pieza que forma parte de la historia. En resumen, dirá que una regata de clásicos es mucho más que una simple regata.

La Copa del Rey de Barcos de época contribuye a la conservación de unos veleros privados cuyo mantenimiento es muy elevado. Muchos de ellos habrían desaparecido de no ser porque regatas como la de Mahón impulsan a sus propietarios a conservarlos y a darles la función para la que fueron diseñados.

Esta labor patrimonial, aunque indirecta, es uno de los valores que mejor conectan con marcas comerciales que sitúen su historia y tradición en el eje de sus estrategias de marketing y comunicación. En estos casos las sinergias entre el patrocinador y el evento son muy evidentes y, por tanto, efectivas.

 

La mejor regata de clásicos de España

La Copa del Rey de Barcos de época – Vela Clásica Menorca es la mejor regata de clásicos de España y una de las más prestigiosas del Mediterráneo, donde se concentra la mayor parte de la flota mundial.

No es la anterior una afirmación gratuita ni exagerada. Los datos de participantes, el número de países representados y el impacto mediático de la Copa del Rey de Barcos de época de Mahón no son, en el conjunto de su trayectoria, comparables a los de ninguna otra regata de las de su clase en España.

A ello han contribuido, sin duda, el hecho de llevar el título de Copa del Rey, otorgado en 2003 con motivo de la primera edición, y la fidelidad mostrada por los armadores de los barcos participantes, muchos de los cuales se declaran “enamorados” del puerto de Mahón.

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